OBRAS COMPLETAS DE JOSE CARLOS MARIATEGUI

LA NOVELA Y LA VIDA

   

        

DIVAGACIONES DE NAVIDAD1

I

La humanidad, que tan r�pidamente se internacionaliza, no tiene todav�a un d�a de fiesta universal, ecum�nica. Navidad es una fiesta del mundo cristiano, del mundo occidental. El A�o Nuevo es una fiesta de los pueblos que usan el calendario gregoriano. A medida que la vinculaci�n internacional de los hombres se acent�a, el calendario gregoriano extiende su imperio. Aumenta, en cada nueva jornada, el n�mero de hombres que coinciden en la celebraci�n del primer d�a del a�o. El A�o Nuevo, por ende, parece destinado a universalizarse. Pero el A�o Nuevo carece de contenido espiritual. Es una fiesta sin s�mbolo, una fiesta del calendario, una fiesta nacida de la necesidad de medir el tiempo. Es una efem�rides an�nima. No es una efem�rides cristiana como Navidad.

Navidad es festejada como una efem�rides cristiana. Mas, en Europa y en Estados Unidos, su sentido y su significado se han renovado y ensanchado gradualmente. Hoy Navidad es, sobre todo para los europeos, la fiesta de la familia, la fiesta del hogar, la fiesta del home.2 Es la fiesta de los ni�os, entre otras cosas, porque en los ni�os se renueva, se prolonga y reto�a la familia. Navidad ha adquirido, entre los europeos, una importancia sentimental, extra-religiosa. Creyentes y no creyentes celebran Navidad.

Navidad, por eso, tiene en Europa mucha m�s trascendencia y vitalidad que las fiestas nacionales. Las fiestas nacionales son sustancialmente fiestas pol�ticas, de suerte que est�n reservadas casi exclusivamente a una celebraci�n oficial. No suscitar entusiasmo sino entre los parciales, entre los pros�litos del hecho pol�tico, de la fecha pol�tica que conmemoran. En Francia, por ejemplo, el 14 de julio no apasion� casi sino a los funcionarios de la Tercera Rep�blica. La izquierda �el socialismo y el comunismo� no se asocia a los festejos oficiales. La extrema derecha �nobles y camelots du roi3� consideran el 14 de julio como un d�a de duelo. En Italia, el 20 de setiembre tiene una resonancia social m�s limitada todav�a. Dos partidos de masas; el socialista y el popular, no se asocian a la conmemoraci�n de la toma de la Ciudad Eterna. Los socialistas miran el 20 de setiembre como; una fiesta d� la burgues�a. Y el Partido Popular es un partido cat�lico que debe mostrarse fiel al Vaticano. En Alemania el aniversario de la revoluci�n es m�s popular, porque la revoluci�n cuenta con la solidaridad de todos los adherentes a la Rep�blica y de todos los adversarios de la monarqu�a. Los dem�cratas,  los cat�licos, los socialistas y los comunistas se sienten, por diversas razones, m�s o menos solidarizados con el 9 de noviembre.

II

En tanto, Navidad es en Europa una fiesta a la cu�l se asocian los hombres de todas las creencias y de todos los partidos.

La costumbre establece que la Cena de Navidad re�na, sin que falte uno solo, a cada familia. Los empleados y obreros que tienen a sus familias en pueblos lejanos, se ponen en viaje anticipadamente para arribar a sus hogares antes de la noche de Navidad.

Las sesiones de las c�maras se clausuran con la debida oportunidad para que los diputados puedan estar en sus pueblos el 24 de diciembre. La facilidad de los transportes permite, a todos los viajeros, estas vacaciones.

Los ausentes forzosos telegraf�an o telefonean en la noche del veinticuatro, a sus casas distantes, para que la familia los sienta espiritualmente presentes.

Navidad por su car�cter, no es, consiguientemente, una fiesta de la calle sino una fiesta �ntima. Navidad se festeja en el hogar. El veinticuatro de diciembre, los bazares y las tiendas rebozan de compradores. Todo el mundo se provee de golosinas y de juguetes para sus ni�os. Los escaparates aladinescos, plet�ricos, resplandecientes; los nacimientos, los �rboles de Navidad y los viejos Noel cargados de bombones; la muchedumbre que hace sus compras; los hoteles y los restaurantes de lujo que se engalanan para la cena de nochebuena; he ah� los �nicos aspectos callejeros de Navidad. Navidad es una fiesta hogare�a, familiar, dom�stica. Los que no tienen nido, los que carecen de familia se re�nen y se divierten entre ellos. Forman las clientelas de las cenas de los restaurantes y de los cabarets. Y de los ni�os sin hogar se ocupa la generosidad de los esp�ritus filantr�picos. Abundan instituciones que regalan juguetes, trajes y dulces a los hu�rfanos.

En Francia, Noel, la nuit de Noel,4 tiene un eco popular enorme. El reveillon,5 es uno de los grandes acontecimientos del a�o en la vida �ntima francesa. Los ni�os colocan sus zapatos en la ventana en la noche de Navidad para que Noel deposite en ellos sus etrennes.6

En Alemania no hay familia que no prepare su �rbol de Navidad. El Weilnachtbaun (�rbol de Navidad) es generalmente un peque�o pino adornado de estrellas, bombitas, buj�as de colores, etc., Bajo el Weilnachtbaun se ponen los regalos. A las doce de la noche encienden las buj�as y las luces de bengala del �rbol de Navidad. Todos se abrazan y se besan y se cambian regalos. Luego se sientan en torno de la mesa dispuesta para la cena. Y antes y despu�s de la cena cantan canciones de Navidad. Algunos de los Weinachtlied�r7 tradicionales son excepcionalmente bellos.

III

Y as� en los dem�s pa�ses de Europa, lo mismo que en los Estados Unidos, la fiesta de Navidad es celebrada con verdadera efusi�n familiar. Como en la noche en que Jes�s naci� en un establo, en la Navidad europea nieva casi siempre. El fr�o y la nieve de la calle aumentan, por tanto, la atracci�n del hogar, del home, donde la chimenea arde muy cerca de un �rbol de Navidad o de un barbudo Noel de chocolate cubiertos de nieve. La tradici�n y la literatura pascuales hacen de la nieve un elemento decorativo indispensable de la noche de Navidad. El escenario de Navidad nos parece necesariamente un escenario de invierno.

Probablemente, por esto, la fiesta de Navidad tiene entre nosotros un sabor, un color y una fisonom�a distintos. Navidad es aqu�, al rev�s que en los pa�ses fr�os, m�s una fiesta de la calle que una fiesta del hogar.

La cl�sica nochebuena lime�a es bulliciosa y callejera. La cena �ntima, hogare�a, carece aqu� del prestigio y de la significaci�n que en otros pa�ses. Y, por esto, Navidad no representa para nosotros lo que representa espiritualmente para el europeo, .para el norteamericano: la fiesta del hogar. Nuestra posici�n geogr�fica es culpable de que tengamos una navidad bastante desprovista de su car�cter tradicional. Una Navidad estival que no parece casi una Navidad.

Algo de nieve y algo de fr�o en estos d�as de diciembre har�an de nosotros unos hombres un poco m�s sentimentales. Un poco m�s sensibles a la emoci�n del hogar y de la familia y al encanto c�ndido de los villancicos. Un poco m�s ingenuos e infantiles, pero tambi�n un poco mejores y, tal vez, m�s felices.

 

 


NOTAS:

 

1 Inicialmente publicado en Informaci�n (Lima, 25 de diciembre de 1923), bajo el t�tulo de Navidad en nuestra �poca. Trascrito, con el ep�grafe definitivo, en Mundial Lima, 25 de diciembre de 1925. En la antolog�a publicada por Alberto Tauro, baj� el t�tulo de Navidad en la literatura peruana (Lima, Editorial Huascar�n, 1948), pp. 117-123. Y en Cultura Peruana: N� 45; Lima, noviembre-diciembre de 1950.

2 Hogar.

3 Grupo de muchachos monarquistas que propugnaba la restauraci�n Borb�nica en Francia.

4 La noche de Noel.

5 Cena de Noche Buena.

6 Aguinaldos, obsequios de Navidad.

7 Villancicos o canciones de Navidad.