OBRAS COMPLETAS DE JOSE CARLOS MARIATEGUI

AMAUTA Y SU INFLUENCIA

   

     

ARTE

NATURALEZA, ORIENTACION Y CARACTERES GENERALES DEL ARTE

   
C�SANOVAS, Mart�. Arte de decadencia y arte revolucionario. Amauta: N� 12; p�g. 31. (543

Niega el valor del arte anterior, al ochocientos. Y Durante el ochocientos la obra del artista fue afec�tada por la tendencia a convertirla en un producto de mercado. El impresionismo libera al artista de esta tendencia: pero llev�ndolo hacia la excentricidad. El arte debe inspirarse en el esp�ritu de la colectividad.

 
�Vanguardismo y arte revolucionario: confusiones. Amauta: N� 22; p�gs. 73-77. (544

Considera el vanguardismo como "�ndice de la sen�sibilidad del novecientos"; y comprueba que se desen�vuelve dentro de los "limites exclusivos de la es�peculaci�n art�stica y el campo de la est�tica pura". "El arte revolucionario, el arte social, consiste en la existencia de un nueva sentimiento moral, humano, que se revela sin necesidad de cambiar de escena�rios, sin variaciones tem�ticas. En consecuencia, sos�tiene que "una obra de arte, insuficiente como tal, es insuficiente e inh�bil desde el punto de vista re�volucionario"; discute la legitimidad del arte re�volucionario, que s�lo se basa en el reflejo de una ideolog�a; y, en fin, censura a los falseadores.

 
EGUREN, Jos� Mar�a. L�nea, forma, creacionis�mo. Amauta: N� 28; p�gs. 1-3. (545

Importante, en tanto que contribuye a esclarecer la ideolog�a est�tica de Jos� Mar�a Eguren. Estudia el valor que en s� mismas tienen la l�nea y la forma, su capacidad de interpretaci�n, y las modalidades que adoptan en las .diferentes artes. Pero tal estu�dio no parece brotar de an�lisis, ni de conocimiento profundo, sino de una prodigiosa intuici�n: por eso tiene altura l�rica, y una alada ligereza. En su parte principal, dice: "El creacionismo trata de deslindar en el hombre y la Naturaleza el arte que les co�rresponde; aunque el primero, siendo parte de ella, no pueda liberarse en la mayor�a de sus obras". O bien: "El cubismo es el �lgebra de la mayor�a de las formas y puede ser �l mismo un cuerpo emotivo o fant�stico, en alguna chef d'oeuvre". Y: "Se ve ve�nir el dibujo metaf�rico".

�Motivos est�ticos. Amauta: N� 29; p�gs. 21-23. (546

En torno a ese viejo concepto seg�n el cual la be�lleza es Indefinible", Jos� Mar�a Eguren se remonta a discutir la naturaleza del arte. "El hombre no llega a crear, s�lo compone e inventa" �dice. "El arte es solamente una met�fora, y al artista se le llama creador por semejanza". Pero se acerca a, precisar diferentes estimaciones del valor de la belleza, a saber: "la belleza debe ser suave", "la belleza es lo bueno como principio puro, es la armon�a del mis�terio"; "la belleza es una s�ntesis"; "la belleza na�tural y la art�stica corren paralelas". Y estimando el amor como "�nica raz�n de la vida", a�ade: "el amor es la cumbre de la belleza y la primera virtud".

 
GROZ, George. El arte y la sociedad burguesa. Amauta: N� 1; p�gs. 25-28. (547

Considera que ninguna �poca ha sido m�s hostil al arte que la nuestra. En el cinema �por ejemplo�hay s�lo una mitad del arte; la otra mitad debe aportarla un elemento de fineza, de sensibilidad in�terior. El constructivismo y el dada�smo, como expresiones de nuestra �poca, Situaci�n del artista en la sociedad.

 
GUTIERREZ NORIEGA, Carlos. Hacia una con�cepci�n biol�gica del arte. Amauta: N� 20; p�gs. 40-51. (548

Ci��ndose a un riguroso plan met�dico, desarrolla un sugestivo sumario, cuyos t�tulos dan fiel idea del contenido. A saber: vitalidad, estados potencia-les y sistemas estructurales; conciencia y subconcien�cia; el subconsciente, generador de lo art�stico; el suprarrealismo; interior art�stico; evoluci�n del arte f�ustico; las artes son unidades vitales y lo vital no admite divisi�n: conclusiones. Considera que "lo verdaderamente trascendente de la vida est� encar�nado en el producto an�mico" y pretende que es po�sible encontrar en el arte un residuo de la vida o la vida misma, es decir, la verdad de la �ntima na�turaleza de la materia y del esp�ritu, que hasta hoy "son realidades en absoluto ignoradas".

 
LUNATCHARSKY, Anatolio. El marxismo y el arte. Amauta: N� 31; p�gs. 56-60. (549

Estimando el arte como "una superestructura deter�minada que surge del armaz�n de las relaciones so�ciales de producci�n", opina que puede surgir: ya "como expresi�n velada de una ideolog�a", ya "como expresi�n de la vida industrial en s� misma". Y luego estudia los siguientes temas: ideolog�a del arte; el arte, organizador del pensamiento; el arte, or�ganizador del sentimiento; el arte, reflejo de las �pocas.

 
MARIATEGUI, Jos� Carlos. Arte, revoluci�n y decadencia. Amauta: N� 3; p�gs. 3-4. (550

"No podemos aceptar como nuevo un arte que no nos trae sino una nueva t�cnica". "El sentido revolu�cionario de las escuelas o tendencias contempor�neas est� en el repudio, en el desahucio, en la befa del absoluto burgu�s", dice, para luego deducir que la anarqu�a del arte revela disgregaci�n del esp�ritu burgu�s, y que de ella habr� de salir un orden nuevo.

 
PAVLETICH, Esteban. �Oportunismo, desorien�taci�n o reaccionarismo est�ticos? Amauta: N� 7; p�gs. 29-30. (551
Considerando el arte como una realidad social, juzga que la disciplina partidarista no debe puntualizar el programa de la actividad art�stica.  
PORTAL, Magda. Andamios de vida, Amauta: N� 5; p�g. 12. (552

En sucesivos par�grafos, desarrolla los siguientes temas: 19 Amauta y el arte de la vanguardia; 29 el arte nuevo y la generaci�n anterior a la guerra; 39, el sen�tido vital de las nuevas est�ticas; 49 el arte nuevo y las nuevas corrientes ideol�gicas; y 59, el arte nuevo y los nuevos artistas.

 
SACO, Carmen. La altura, elemento est�tico. Amauta: N� 9; p�g. 24. (553
Meditaciones est�ticas ante la Tour d'Eiffel.  
UITZ, Bala. Arte burgu�s y arte proletario. Amauta: N� 4; p�gs. 21-24. (554

Despu�s de puntualizar algunos conceptos sobre la desintegraci�n del arte burgu�s, se�ala cuatro etapas en el desarrollo del arte proletario: ut�pica, peque��o-burguesa social-democr�tica, realista y reacciona�ria. En el arte burgu�s distingue: peque�o burgu�s y gran burgu�s. Caracteres de cada uno.

 

PINTURA, ESCULTURA Y ARQUITECTURA

 
   

1: DEL PER�

   
ABRIL, Xavier. Cat�logo de la exposici�n de Julia Codesino. Amauta: N� 27; p�g. 100. (555

Es una explicaci�n o interpretaci�n de los princi�pales cuadros presentados por Julia Codesido en su exposici�n de 1929.

 
ARTE peruano. Amauta N� 13; p�gs. 9-10. (556
Notas sobre la pintora Teresa Carvallo y los escul�tores Coello y Laymito, al lado de los fotograbados que reproducen algunas de sus obras.  
ARTE peruano. Amauta: N� 15; p�gs. 9-10. (557
Apuntaciones, en torno a la obra pict�rica de Ricar�do Flores y las esculturas de Carmen Saco.  
CASSOU, Jean. Prefacio. Amauta: N� 13; p�gs. 33-34. (558

Escrito para la exposici�n de dibujos de Juan Dev�s�covi y poemas de Xavier Abril, realizada en Par�s (1927) y Madrid (1928). Tiene apreciaciones sobre el valor que caracteriza la obra de cada uno.

 
CISNEROS, Fern�n. Discurso. Amauta: N� 19; p�g. 96. (559
Pronunciado en la fiesta ofrecida a Jos� Sabogal por la juventud peruana de Buenos Aires, celebrando el �xito de la exposici�n que realizara en dicha ciudad.  
FRANCO, Alejandro. Labor: N� 10; p�g. 2. (560
Sobre la personalidad de V�ctor Valdivia D�vila y su obra pict�rica.  
MARIATEGUI, Jos� Carlos. Jos� Sabogal. Amauta: N� 6; p�gs, 9-10. (561
"Sabogal es, ante todo, el primer pintor peruano � dice Mari�tegui. Y luego insiste en el contraste que hay entre su reciedumbre y el arte decadentista europeo; valoriza su personal manera de aprovechar la t�cnica europea: y enuncia el significado de su arte.  
�Julia Codesido. Amauta: N� 11; p�gs. 9-10. (562

Presenta a Julia Codesido, que a�n no conoc�a "el aire mundano de las exposiciones. Comprueba su vo�caci�n art�stica y valoriza someramente su obra.

 
PEREZ REINOSO Ramiro. Vinatea. Reinoso. Amauta: N� 1; p�g. 31. (563

Trata sobre el paisaje, el rinc�n ciudadano y la escena popular en los cuadros del pintor arequipe�o Jorge Vinatea Rabioso. Su t�cnica.

 
SABOGAL, Jos�. Camilo Blas. Amauta: N� 3; p�gs. 21-22. (564
Tras unos datos biogr�ficos, ofrece una ligera Impre�si�n sobre el valor sicol�gico de la obra de Camilo Blas.  
SACO, Carmen. Sugestiones del arte de Julia Co�desido. Amauta: N� 27; p�gs. 17-20. (565

Refiri�ndose a la exposici�n realizada por Julia Co�desido, a fines de 1929, Carmen Saco precisa su va�lor y destaca la atenci�n que la artista presta al indio.

 
�La exposici�n de Valdivia. Amauta: N� 27; p�g. 99. (566
Juzga que V�ctor Valdivia D�vila es un paisajista pune�o que a veces pone en la naturaleza sus propios sentimientos, que maneja con bastante acierto el co�lor y la luz.  
VALCARCEL, Luis E. Motivos ornamentales in�caicos. Amauta: N� 21; p�gs. 100-101. (567
Comenta la labor del maestro Rafael Tupayachl y, en particular, la confecci�n de un �lbum en que repro�duce los motivos ornamentales de la alfarer�a incaica.  
   

2: DE AMERICA

 
   
ARCINIEGAS, Germ�n. El hombre, la bestia y la flor. Amauta: N� 31; p�gs. 53-55. (568

En una visita a la pinacoteca neoyorkina de la calle 57, Germ�n Arciniegas se detiene ante los dibujos de Thelma Wood, "la muchacha que vivi� en el Afri�ca", que "dibuja con l�neas puras, sin vacilaciones", y cuyo mundo "es un mundo en donde florecen las jirafas y los elefantes, las orqu�deas y los p�jaros submarinos".

 
CHURATA, Gamaliel. Posibilidad vernacular de la pintura de Jos� Malanca. Amauta: N� 19; p�gs. 89-92. (569

Divagando en torno a la pintura de Malanca, insin�a una serie de t�picos interesantes en cuanto a la in�terpretaci�n del valor est�tico del nuevo arte ame�ricano, y dice que su revoluclonarismo est� signifi�cado por una "transvaluaci�n de la excelencia". Lue�go destaca la simplicidad de la t�cnica empleada por Malanca, y la poderosa "influencia de la naturaleza sobre su imaginaci�n".

 
LATORRE, Roberto. El pintor argentino Jos� Am�rico Malanca. Amauta: N� 18; p�gs. 55-59. (570

En primer lugar, define su concepto del "neoindio", identific�ndolo con el mestizo renovador, y neg�ndole tal calidad al indio culturizado y progresista. Luego enjuicia le obra pict�rica de Malanca �a quien con�sidera como un "neo�ndio"�, destacando la gran in-fluencia que en ella tiene la interpretaci�n de la naturaleza, y el valor de la objetiva fidelidad con que la capta.

 
�Las estilizaciones del pintor Guillermo Bui�trago. Amauta: N� 24; p�gs. 93-94. (571

Guillermo Buitrago es un pintor argentino, y las es�tilizaciones a que se refiere el comentario est�n Ins�piradas en motivos aymaras o quechuas, ya remotos, ya actuales.

 
MALANCA, Jos�. Antonio Guti�rrez. Amauta: N� 25; p�g. 56.  (572
Breve apunte sobre el valor de un joven artista ar�gentino.  
RIGANELLI (El escultor argentino Agust�n). Amauta: N� 19; p�g. 55. (573

Proporciona datos sobre el car�cter personal de Riga�nelli, su biograf�a art�stica, y el valor de su obra. Por �ltimo, una ligera interpretaci�n de sus motivos.

 
ZAMORA, A. El pintor Abela. Amauta: N� 29; p�gs. 56-57. (574
Interpretaci�n de la obra del pintor cubano Eduar�do Abela, "descubridor" del negro.  
   

MEXICO

 
   
CARDOZA ARAGON, Luis. Ensayo sobre el ar�te del tr�pico. Amauta: N� 14; p�gs. 12 (y 31-36). (575

Elogia la capacidad intelectual y art�stica del pueblo mexicano, refiri�ndose a una treintena de nombres bri�llantes. Y luego estudia detenidamente la originali�dad de la concepci�n tem�tica, la fuerza de expre�si�n, la t�cnica de la l�nea y el color, y la importancia social de la obra del pintor Carlos M�rida.

 
CASANOVAS, Mart�. Jacoba Rojas. Amauta: N� 14; p�gs. 10-11. (576

Noticia sobre la pintora mexicana Jacoba Rojas, en la cual se incluye interpretaci�n y valorizaci�n de su obra.

 
�Cuadro de la pintura mexicana. Amauta: N� 19 p�gs. 37-50.  (577

Estudia el academismo, y el valor est�tico de las obras que tal escuela inspira; y al academismo �espiritualmente pasivo y ligado a los intereses de la burgues�a�, opone el impresionismo, como expresi�n art�stica in�dividualista, protestatoria y lib�rrima, que nace con los progresos del industrialismo y anuncia un nuevo orden social. Luego estudia la evoluci�n de la pin�tura mexicana, desde el mediocre academismo de la �poca porfiriana hasta las recias expresiones de la pintura revolucionaria, inspiradas en el descubrimien�to de una realidad social que permanec�a in�dita. Primero revelaron �stas un simple inter�s est�tico, y m�s tarde se convirtieron en un motivo de apasiona-miento: porque los artistas se identificaron con el es�p�ritu de la revoluci�n, e hicieron de su arte un ins�trumento que facilitara la propaganda; y porque el arte lleg� hasta el pueblo en los frescos, en las escuelas libres de pintura y en las escuelas de pintura al aire libre.

 
�Cuadro de la pintura mexicana. Labor: Nos. 2 y 3; p�gs. 5-7 y 5. (578
�La pl�stica revolucionaria mexicana y las escuelas de pintura al aire libre. Amauta: N� 23; p�gs. 47-50. (579
"Las Escuelas de Pintura al Aire Libre... han Iniciado la verdadera, la genuina pintura mexicana". Est�n "abiertas a todos, sin privilegios de castas ni de cla�ses", han puesto el arte al servicio de las clases popu�lares, y "se�alan la verdadera y feliz realizaci�n de la pol�tica e ideolog�a revolucionarias en el campo art�stico".  
�Pintores mexicanos. Amauta: N9 24; p�gs. 76-78. (580

Aunque con un t�tulo de car�cter general, este ar�t�culo es un comentario de extensi�n limitada: la obra pict�rica de Juana Garc�a de la Cadena. Realista llena de precisi�n y claridad, ofrece un arte "ingenuo, sincero, de una gran frescura, jugoso, rebo�sante de savia", que adquiere un gran sentido racial cuando en la tela impera la sensibilidad.

 
FUENTE, Nicanor A. de la. Una exposici�n de arte mexicano. Labor: N� 8; p�g. 7. (581
Sobre la exposici�n realizada en Chiclayo, por inicia�tiva de Mart� Casanovas.  
GRUPO DE PINTORES �30-30! Segundo manifiesto treintatreintista contra: I, los acad�micos; II, los covachuelistas; III, los salteadores de puestos p�blicos; y IV, en general contra toda clase de sabandijas y z�nganos intelectualoides. Amauta: N� 21; p�gs. 82-84. (582
Es un manifiesto en el cual se mezcla el sentimien�to pol�tico a la discusi�n de car�cter est�tico; y que sirve de �ndice para conocer el notable renacimiento art�stico llevado a M�xico por la revoluci�n.  
MAROF, Trist�n. En el atelier del pintor revolu�cionario Fernando Leal. Amauta: N� 28; p�gs. 86-87. (583
Es una charla sin programa, cuyo desenvolvimiento muestra la calidad humana de Fernando Leal.  
PAVLETICH, Esteban. Diego Rivera: el artista de una clase. Amauta: N� 5; p�gs. 5-9. (584
Despu�s de enjuiciar la personalidad de Diego Rive�ra, trascribe los conceptos que �ste emitiera sobre los siguientes t�picos: porvenir del arte dentro de la sociedad capitalista; posibilidad y car�cter del arte pro�letario; significado del cubismo y otras tendencias pict�ricas; papel del artista en la sociedad; el arte mexicano y su posible influencia sobre el arte de Am�rica; posibilidad del surgimiento de artistas revo�lucionarlos en Am�rica.  
RIVERA, Diego. Autobiograf�a sumaria. Amauta: N� 4; p�g. 5. (585
   

3: DE OTROS PAISES

 
   
BAZAN, Armando. El Cristo de George Grosz. Amauta: N� 22; p�gs. 54-56. (586

Define el significado social del arte de George Grosz, y las influencias determinantes de su modalidad. Lue�go justifica el t�tulo, describiendo el Cristo dibujado por Grosz y haciendo una breve glosa del esc�n�dalo a que di� lugar su publicaci�n.

 
CANO, Baldomero San�n. Emilio Pettoruti. Amauta: N� 2; p�gs. 21-22. (587

Juzga que los paisajes italianos de Pettoruti revelan un firme dominio de los valores pict�ricos; que no in�tenta complacer ciertas tendencias o combatir deter�minadas formas de arte; .que su pintura revela una "vuelta a la emoci�n".

 
GASCH, Sebasti�n. Panorama de la moderna pintura europea. Amauta: N� 20; p�gs. 28-32. (588

Dice: "Todo arte que ha conquistado una alta cate�gor�a internacional, ha sido siempre un arte eminentemente nacional; el arte llega a ser internacional a fuerza de nacionalismo; a fuerza de racialidad". Cita los ejemplos de Pablo Picasso, Joan Mir�, Marc Chagall y los modernos pintores mexicanos. Y luego precisa los caracteres del arte europeo; "se mueve en un plano estrictamente pl�stico, o t�cnico; "sus obras reflejan �nicamente preocupaciones est�ticas". Por �ltimo, define los Caracteres de la expresi�n espiritual y de las t�cnicas propias del impresionismo, del cubismo y del superrealismo, cuyas obras "saben hermanar maravi�llosamente la abstracci�n y la realidad, la pl�stica y la poes�a, la raz�n y el instinto".

 
MARIATEGUI, Jos� Carlos. Bourdelle y el anti‑Rodin. Amauta: N� 26; p�gs. 51-52. (589
Reconoce en Bourdelle al "artista que condujo a la escultura a sus principios, a la historia, a la regla trascendente". Al analizar su Obra, dice: "en la obra de Bourdelle se entrecruzan y se yuxtaponen las in-fluencias; Bourdele las asimila todas, pero a este tra�bajo sacrifica parte de su personalidad; su obra es un conjunto de formas greco-romanas, etc�tera". Encuen�tra en su estirpe de artesanos escrupulosos, la causa determinante de su vocaci�n, de su maestr�a de eje�cuci�n, y afirma: "m�s que la estilizaci�n, sus lo�gros son a veces de realismo".  
�Ubicaci�n de Heinrich Zille. Amauta: N� 26; p�gs. 97-98. (590
Afirma que "la obra de Heinrich Zille se emparenta en el esp�ritu y en el tiempo, con la de George Grosz", pero advirtiendo que la perversidad y el vicio de la burgues�a presentada por Grosz, "en Zille es a�n pri�mitiva, animal, rudimentaria". "Profundamente realista, Zille no se propon�a sino reproducir tipos y ges�tos de su tiempo".  
ORTEGA Y GASSET, Jos�. Figuras de la China. Amauta: N� 8; .p�g. 21. (591
Fragmento de "Las Atl�ntidas" (Suplemento N� 2 a la "Revista de Occidente"). Trata sobre los Lojan del tiempo de Ling-Yen-Si.  
PETTORUTI, Emilio. Piero Marussig. Amauta: N� 22; p�gs. 70-71. (592

Hace una rese�a de la formaci�n art�stica y de la ten�dencia pict�rica de Piero Marussig, a quien califica co�mo "uno de los m�s fuertes pintores con que cuenta el 900 italiano".

 
SACO, Carmen. Jos� de la Solana. Amauta: N� 12; p�gs. 12-13. (593
Ensayo de interpretaci�n, sobre la t�cnica y los per�sonajes en la obra pict�rica del celebrado artista espa�ol.  
�Balance sumario de Bourdelle. Amauta: N� 26; p�gs. 54-56. (594

Su juicio sobre Bourdelle se sintetiza en la siguiente expresi�n: "Carece de un color definitivo y perdurable, porque su obra es la de un primitivo carente de emo�ci�n". Le reprocha su escasa sensibilidad para captar los exponentes de nuestra civilizaci�n.

 
SARTORIS, Alberto. Arquitectura internacional. Amauta: N� 24; p�gs. 38-43.  (595

Expone las "consecuencias arquitect�nicas de las t�c�nicas modernas, presentando �stas como una conse�cuencia de la "invenci�n arquitect�nica racionalista". Aborda sumariamente los problemas del urbanismo, y estudia la transformaci�n de los diversos elementos de la expresi�n arquitect�nica.

 
TAVOLATO, Italo. George Grosz. Amauta: N� 7; p�gs. 21-23. (596
Despu�s de recalcar la crudeza expresiva y el signifi�cado social de los dibujos de George Grosz, concluye: "La s�tira de Grosz es un espejo ardiente que refleja, quem�ndola, el alma burguesa.  
   

DANZA

 
   
ADAN, Mart�n. Nota contra Josefina Baker. Amauta: N� 13; p�g. 21.  (597

Humor�sticamente, manifiesta su extra�eza frente al "Elogio a miss Backer", compuesto por Enrique Pe�a Barrenechea. V�ase: 184.

 
VILLAVICENCIO, V�ctor Modesto. El charleston y nuestra �poca. Amauta: N� 5; p�g. 36. (598
   

MUSICA

 
   

1: DEL PERU

 
   
GARCIA, J. Uriel. La m�sica incaica. Amauta: N� 2; p�gs. 11-12. (599

Explicaci�n en torno a las ra�ces hist�ricas y sociol�gicas de la huanca, el harawi, el huaino, la kjashua y el hayarachi. "La m�sica india no es explosi�n sentimental de la desesperanza": es la m�sica de ese estado de esp�ritu que oscila entre la realidad y la fantas�a.

 
PRADO, Julio del. M�sica y poemas de Carlos S�nchez M�laga. Amauta: N� 30; p�gs. 101-102. (600
WIESSE, Mar�a. Mercedes Padrosa, pianista me�diterr�nea. Amauta: N� 26; p�g. 98. (601
�El violista Andr� Sas, elemento para nuestra cultural musical. Amauta: N� 26; p�g. 99. (602
   

2: DE OTROS PAISES

 
   
ABRIL, Xavier. Orientaci�n de la aguja l�rica. Amauta: N� 19; p�gs. 56 (y 73-74). (603

Da a conocer la l�rica emoci�n que invade el �nimo cuando se escucha la m�sica de Prokofieff, Strawinsky y Debussy, Ravel y Erik Sati�.

 
WIESSE, Mar�a. Escalas. Amauta: N� 8; p�gs. 12 (y 33). (604
Apuntaciones sobre: la obsesi�n de un vals; despu�s del concierto (de Mozart); paisajes musicales (de Ed�vard Grieg); por qu� amamos a Beethoven.  
�Momentos cerca de Schubert. Amauta: N� 19; p�gs. 74-75. (605
Es un recuerdo de Schubert, sugerido por un retrato y la audici�n de su m�sica  
�"Panorama de la musique contemporaine", por Andr� Coeroy. Amauta: N�  20; p�gs. 99-100. (606
�"Chopin ou le poete", por Guy de Pourtales. Amauta: N� 22; p�gs. 99-100.  (607
�Dos libros sobre Beethoven. Amauta: N� 99 p�gs. 102-103. (608
Se refiere a: "Vie de Beethoven" por Eduardo Herriot; y "L'element flamand dans Beethoven", por Ernest Closson.  
   

RECITACION

 
   
ADAN, Mart�n. Blanca Arnaudt. Amauta: N� 11; p�g. 16. (609
Interpretaci�n l�rica del efecto art�stico logrado por la recitadora de este nombre.  
   

C I N E M A

 
   
FALSIFICACION sistem�tica de los films yankees (La). Labor: N� 4; p�g. 4. (610
Sobre "La tempestad", por John Barrymore.  
WIESSE, Mar�a. Los problemas del cinema. Amauta: N� 12; p�gs. 24-25. (611
Se refiere a los siguientes problemas: el industrialismo en la producci�n cinematogr�fica; teatralizaci�n del cinema; los escenarios propios; y, el cinema como medio de educaci�n art�stica. De paso, cita las "grandes obras" de la �poca y elogia a Chaplin.  
�"Le cinema sovietique", por Le�n Moussinac. Amauta: N� 23; p�g. 104. (612
   

Charles Chaplin

 
   
ABRIL, Xavier. Radiograf�a de Chaplin. Amauta N� 20; p�gs. 73-76. (613

Esta radiograf�a �desenvuelta en 37 aforismos� con�tin�a en "Dif�cil trabajo" �v�ase (987�. Sugieren va�lorizaciones de los elementos art�sticos que "forman" a Chaplin, pero sin seguir un raciocinio. Se inspira solamente en cierta inspiraci�n po�tica, y por eso se presentan juntos el acierto y el capricho.

 
�Dif�cil trabajo. Amauta: N� 28; p�gs. 27-30. (614

Contin�a la "Radiograf�a de Chaplin" �v�ase (613�, pero apart�ndose de la forma afor�stica y desenvol�viendo temas escogidos. Trata sobre: la cena de Char�lot; el sentido sexual ante Charlot; Charlot como tipo; el movimiento del alma ante Charlot; Chaplin y la historia.

 
FRANK, Waldo. Retrato de Charles Chaplin. Amauta: N� 26; p�gs. 29-37. (615
MARIATEGUI, Jos� Carlos. Esquema de una ex�plicaci�n de Chaplin. Amauta: N� 18; p�gs. 60-61. (616

Rehabilita la trascendencia humana del artista, colo�c�ndolo al lado de pol�ticos y escritores, y luego ex-plica los aciertos de creaci�n que significan "En pos del oro" y "El Circo". Dice: "Para llegar a la m�s honda y" pura humanidad, al m�s puro y callado drama, Chaplin necesita absolutamente de la pobreza y el hambre del Charlot, la bohemia de Charlot, el romanticismo y la insolvencia de Charlot" y Charlot "es un peque�o Don Quijote, un juglar de Dios, hu�morista y andariego". "La tragedia de Chaplin, el humorismo de Chaplin, obtienen su intensidad de un intimo conflicto entre el artista y Norte Am�rica"; "los gerente de Hollywood, como bien se sabe, lo estiman subversivo, antag�nico". Y Chaplin asiste "a la humanidad en su lucha contra el dolor", "con�curre a la miserable felicidad de los hombres, m�s que ninguno de sus estadistas, fil�sofos, industriales y artistas".

 
MENDOZA, Humberto. "El Circo" de Charlot. Labor: N� 7; p�g. 3. (617
   

FILOSOFIA

 
   

ESTUDIOS CRITICOS

 
   
IBERICO RODRIGUEZ, Mariano. Los dos misticismos. Amauta: N� 3; p�g. 4. (618

"Existen dos concepciones extremas de lo absoluto: la que lo identifica con el ser, y la que lo identifica con el devenir". "Cada una de estas concepciones de�riva de una cierta' experiencia".

 
LENIN, Vladimiro, Ilich. El kantismo, criticado de derecha e izquierda. Amauta: N� 22; p�gs. 1-8. (619
Capitulo del libro titulado "Materialismo y empiriocriticismo".  
PEREZ REINOSO, Ramiro. "El nuevo absoluto", por Mariano Iberico Rodr�guez. Amauta: N� 1; p�g. 37. (620
Distingue un inquieto y cordial sentimiento humano en la filosof�a de Iberico, y lo define como bergsoniano.  
PESCE, Hugo. Poe, precursor de Einstein. Amauta: N� 13; p�gs. 24-25. (621

Sugestiva comprobaci�n de las ideas filos�ficas de Ed�gar Alian Poe; su concepto sobre la certeza contrasta�ble de los axiomas euclidianos, su desprecio por el valor probatorio de la simultaneidad, sus conceptos so�bre el infinito y el espacio. Coincidencias con las afir�maciones de Einstein.

 
Posteriormente trascrito en "Peruanidad": N� 6; Lima, abril-mayo de 1942 (p�gs. 472-474).  
WIESSE, Mar�a. El ni�o y el sentido de lo ma�ravilloso. Amauta: N� 5; p�gs. 33-34. (622
Freud y el psicoan�lisis  
DELGADO, Honorio. Por qu� nos gustan los ojos. Amauta: N� 2; p�gs. 27-28.  (623
�La rehabilitaci�n de la interpretaci�n de los sue�os. Amauta: N� 7; p�gs. 7-12. (624
FREUD, Sigmund. Resistencias al psicoan�lisis. Amauta: N� 1; p�gs. 11-13. (625

Puntualiza, en primer lugar, los aportes positivos del psicoan�lisis. Y luego presenta las resistencias como oposici�n al contenido de la doctrina, en tanto que choca con sentimientos potentes.

 
GUILLEN, Alberto. "Sigmund Freud", por Honorio Delgado. Amauta: N� 1; p�g. 38. (626
GUTIERREZ NORIEGA, Carlos. Hacia una concepci�n biol�gica del arte. Amauta: Nos. 20 y 22; p�gs. 40-51 y 17-31. (627

Ci��ndose a un riguroso plan met�dico, desarrolla un sugestivo sumario, cuyos t�tulos dan fiel idea del contenido. A saber: vitalidad, estados potenciales y sistemas estructurales; conciencia y subconciencia; el subconsciente, generador de lo art�stico: el suprarrea�lismo; interior art�stico; evoluci�n del arte f�ustico; las arte son unidades vitales y lo vital no admite divisi�n; conclusiones. Considera que "lo verdaderamente trascendente de la vida est� encarnado en el producto an�mico" y pretende que es posible encon�trar en el arte un residuo de la vida o la vida mis�ma, es decir, la verdad de la �ntima naturaleza de la materia y del esp�ritu, que hasta hoy "son realidades en absoluto ignoradas".

 
PESCE, Hugo. "La psicoan�lisis", por E. Morselli. Amauta: N� 10; p�gs. 78-79. (628
Hace una comprensiva s�ntesis del libro comentado, remat�ndola con un juicio cr�tico.  
   

FILOSOFIA SOCIAL

 
   
BARRET, Rafael. El esfuerzo. Amauta: N� 10; p�g. 8. (629

Es una breve filosof�a de la vida, que se aproxima al nihilismo: "m�s vale deformar que repetir, antes des�truir que copiar". Pero incita a la difusi�n del verbo y de la acci�n, haciendo de cada hombre un ap�stol: "nuestra misi�n es sembrar los pedazos de nuestro cuerpo y de nuestra inteligencia", pues "existimos en cuanto nos damos".

 
   
BUKHARIN, Nicol�s. Breves notas sobre el pro�blema de la teor�a del materialismo hist�rico. Amauta: N� 25; p�gs. 37-45. (630

Desarrolla el siguiente sumario: 1�, lo "mec�nico" y lo "org�nico"; 2�, dial�ctica y teor�a del equilibrio; 3�, teor�a del equilibrio y fuerzas productivas; 49, relacio�nes de producci�n; 5�, superestructura e ideolog�a, estructura de las superestructuras; 6�, independencia de las superestructuras con relaci�n a la base; 7�, las superestructuras en tanto que esferas de trabajo di�ferenciado; 8�, el modo de representaci�n y los prin�cipios que forman la vida social; 9�, materializaci�n de los fen�menos sociales; y 10, la ley del per�odo de transici�n y la ley de la decadencia.

 
ORREGO, Antenor. Racionalismo y revoluci�n. Amauta: N� 6; p�gs. 1-2. (631
Sobre el pensamiento y su actividad creadora. Opina que encierra voluptuosidad el cultivo del pensamiento por el pensamiento mismo. "La pura racionalidad es est�tica y reaccionaria"; "s�lo crea entelequias muer�tas". "La raz�n debe ser, ante todo, historia humana".  
��Qu� es una filosof�a? Amauta: N� 27; p�gs. 1-3. (632

Despu�s de afirmar que la cultura americana ha co�piado, en sus diversos aspectos, a la cultura europea, y no ha sido sino su repetici�n, define la naturaleza de la idea; y d� �sta se remonta a la filosof�a. En cuanto a la idea, la abstrae de la vida. Y fij�ndose, pro�bablemente, en su propia consistencia espiritual, dice: "La idea carece de ritmo, de vibraci�n y de elo�cuencia personales; es ahist�rica, neutra, ambigua y hasta cierto punto, vaga e indefinida". Pero si la idea carece de elocuencia personal no es l�gico afirmar que: "el objeto esencial de una filosof�a es expresar el estilo de un hombre y de una �poca, la manera de reacionar de una raza frente a los enigmas del Universo".

 
PLEJANOV, Jorge. Socialismo ut�pico y socia�lismo cient�fico. Labor: N� 10; p�g. 6. (633
   

MISCELANEA FILOSOFICA

 
   
NU�EZ, Estuardo. Meditaci�n del circo. Amau�ta: N� 17; p�gs. 58-59. (634
Peque�a filosof�a de la vida: "la carpa es un mundo; "el circo es la vida misma".  
ORREGO, Antenor. El canto del hombre. Amauta: N� 2; p�gs. 3-4. (635

Prosa filos�fico-literaria, en la cual se incita a vivir para el conocimiento, el amor, el dolor y la belleza, que son caminos para acercarse a Dios.

 
�Apuntes para una filosof�a o interpretaci�n del pensamiento. Amauta: N� 4; p�g. 17. (636

El error de la filosof�a: "Valerse de la raz�n para cons�truir conceptos". La funci�n de la raz�n: "instrumen�to del pensamiento y nada m�s". Elastizamiento o dilataci�n del concepto raz�n

 
�Dios encadenado. Amauta: N� 11; p�g. 10. (637

Opone las elevadas facultades del hombre y su capa�cidad de intuir lo infinito, con la pasividad y la con�formidad sin destino que caracterizan al animal. Y, enfrent�ndose al concepto de Dios, concluye que el hombre es s�ntesis de lo divino y de lo animal, por conocer lo absoluto y estar clavado a la tierra.

 
   

RELIGION

 
   
ABRIL, Xavier. Nota en contra del fallecimiento. Amauta: N� 24; p�gs. 94-95. (638

Ataca los intentos de ciertos te�sofos para propagar su doctrina en Am�rica. Les opone las tendencias so�cialistas del continente, y la necesidad primaria de luchar por el cuerpo.

 
GOBETI, Piero. Nuestro protestantismo. Amauta: N� 24; p�gs. 12-14. (639

Pregunta: "�Qu� cosa se debe entender cuando se dice que Italia no ha tenido su Reforma y que en la ausencia de la protesta est�n las razones de su inma�durez ideal y pol�tica?". Pero advierte que las ten�tativas m�s serias de herej�a en Italia corresponden al per�odo de la libre y pr�spera actividad de las comu�nas". Y concluye: "el protestantismo en Italia debe batirse contra la econom�a parasitaria y la unanimi�dad peque�o-burguesa, y debe buscar en los obreros educados en la lucha libre y en la moral del trabajo los cuadros de la herej�a y de la revoluci�n demo�cr�tica".

 
MARIATEGUI, Jos� Carlos. "L� agonie du chris�tianisme", por Miguel de Unamuno. Amauta: N� 1; p�gs. 35-36. (640

Despu�s de analizar el pensamiento de Unamuno sobre el cristianismo y la historia, concluye: "Marx est� m�s cerca de Cristo que el doctor de Aquino".

 
�Nota. Amauta: N� 16; p�g. 20.  (641

Sin firma. Puntualiza los puntos de vista de Amauta sobre "La Nueva Reforma", defendida por Julio Na�varro Monz�. V�ase 1033.

 
MAYER DE ZULEN, Dora. El problema religio�so en Hispano Am�rica. Amauta: N� 10; p�gs. 59-62. (642

Refiri�ndose a las reformas religiosas llevadas a cabo en M�xico, y a la misi�n que all� tienen los misioneros laicos, se pronuncia por la nacionalizaci�n de la Iglesia. Combate el protestantismo, porque en �l ve un ins�trumento que puede ser aprovechado por el imperia�lismo yanqui para ejercer influencia sobre las masas indias. Y cree, finalmente, que "la Iglesia Cat�lica es nuestro baluarte" por el "sentido de la adaptaci�n" adquirido en su larga vida,

 
MENESES, R�mulo. El hebra�smo y las bases s�quicas de la historia. Amauta: N� 11; p�gs. 25-27. (643
Se refiere a Spengler, Keyserling y Wells, al estudiar diversas teor�as sobre las coyunturas hist�ricas. Habla del cristianismo como un movimiento m�s o menos universal, suscitado por sentimientos abstractos, y califica como "rebelde, nacionalista y fan�tica" a la raza jud�a, al describir los precedentes sociales e his�t�ricos de la �poca en que naci� Cristo. Luego pre�tende hacer una s�ntesis del "agonismo hebreo", to�mando como referencia el apostolado cristiano; y pre�senta los aspectos sobresalientes del cristianismo hebreo contempor�neo.  
NAVARRO MONZO, Julio. La nueva reforma. Amauta: N� 16 p�gs. 17-20. (644
Estima que el cristianismo debe reformarse para evitar su desaparici�n; y explica esta necesidad, apoy�ndola en la comprobaci�n del cambio experimentado por "nuestros conceptos de Dios, de la oraci�n, de la Biblia, de la Iglesia y de Cristo".  
WIESSE, Mar�a. San Francisco de As�s y nuestro siglo. Amauta: N� 2; p�g. 39   (645