OBRAS COMPLETAS DE JOS� CARLOS MARIATEGUI

AMAUTA Y SU INFLUENCIA

       

     

"LABOR", COMPLEMENTO DE "AMAUTA"

 

ANIMADO por la pasi�n que imprimi� en su vida, Jos� Carlos Mari�tegui aplic� sus mejores y m�s constantes esfuerzos al cumplimiento de su destino. Tuvo, para ello, una estrategia, den�tro de la cual estaban considerados los objetivos finales y, las etapas intermedias, con precisos equivalentes en la ideolog�a y el trabajo diario. La visi�n de los objetivos finales se encuentra, por ejemplo, en el respeto que profesaba a la ortodojia doctrinaria, as� como en la honestidad de su conducta pol�tica. Y su estimaci�n de las etapas intermedias aparece en cuanto afirma que sus jornadas eran s�lo preparatorias, o en su reivindicaci�n de la influencia que el conocimiento de la realidad puede tener en la din�mica social. Por eso da vida a una revista de doctrina y a un peri�dico de informaci�n, igualmente inspirados por su concepto agonal de la existencia: Amauta, que atend�a a la dotaci�n de los recursos ideol�gicos indispensables para fijar y acercar los objetivos finales; y Labor, que auscultaba y esclarec�a los menudos problemas del presen�te, contribuyendo a formar una disciplina cr�tica.

Entre nosotros, Amauta se orienta cada vez m�s hacia el tipo de revista de doctrina. Labor que, de una extensi�n de la labor de Amauta, de otra parte tiende al tipo de peri�dico de informaci�n. Su funci�n no es la misma. Como la informaci�n, especialmente en nuestro caso, no puede ser entendida en el estrecho sentido de cr�nica de sucesos, sino sobre todo como cr�nica de ideas, Labor tiene respecto de su p�blico... obligaciones de ilustraci�n integral de las cuestiones y movimientos contempor�neos, que una revista doctrinal desconoce.

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Al igual que Amauta, Labor se imprimi� en los talleres de la Imprenta Minerva; y s�lo desde el n�mero 9 apareci� como "publicado por la Sociedad Editora Amauta".

Su formato alcanzaba a 51 cm. x 36 cm.

Fue presentado como "quincenario de informaci�n e ideas", pero la beligerante independencia de sus campa�as hizo aleatorio su sostenimiento econ�mico y a�n determin� la interdicci�n policial. Su irregular periodicidad podr� apreciarse en el cuadro siguiente: 

El precio de cada n�mero ascendi� a 10 centavos. Y, por contar solamente con dos planas, el Bolet�n se vendi� a dos centavos.