OBRAS COMPLETAS DE JOS� CARLOS MARIATEGUI

IDEOLOG�A Y POL�TICA

 

PROLOGO 

 

En el proceso de la formaci�n de las ideolo�g�as peruanas, los siete a�os de la vida de Jos� Carlos Mari�tegui que van de 1923 a 1930 re�presentan el advenimiento de la idea socialista en el Per�.

Ideolog�a y Pol�tica extracta sus principales escritos acerca de este campo, pertenecientes a ese lapso.

El pensamiento socialista de Mari�tegui, lejos de ser "calco y copia" de lo europeo, busca afa�nosamente -por un lado- desentra�ar la ra�z peruana a trav�s de los estudios que integran los Siete Ensayos; y por otra parte -como lo indi�can los temas incluidos en el presente tomo�- va en procura de las fuerzas a las que corres�ponde hist�ricamente realizar el socialismo en el Per�.

Es as� que ahonda el an�lisis del panorama de nuestras clases sociales, dirigi�ndose en pri�mer lugar al proletariado, cuyas taras anarco�sindicalistas denuncia y estimula a superar, y a al que orienta hacia una doctrina clasista y hacia la pr�ctica del frente �nico sindical. Desde "El 1� de Mayo y el Frente �nico" (1924), el "Men�saje al Congreso Obrero", "Antecedentes y de�sarrollo de la acci�n clasista", hasta el "Mani�fiesto de la Confederaci�n General de Trabajadores del Per�", de 1929 (documento en cuya redacci�n tuvo participaci�n preponderante), es todo un itinerario que, superando las nobles invectivas de Gonz�lez Prado, acomete el an�lisis marxista de las fuerzas productivas y de las relaciones de producci�n para volcarlo en pre�cisas normas de acci�n sindical.

El proceso que parte de la realidad concreta para elaborar la teor�a de los fen�menos socia�les peruanos y traducir luego sus postulados en el derrotero de la pr�ctica -ejemplo singular de dial�ctica creadora- es la fuerza motriz que lo conduce a concebir y dirigir el surgimiento de la, C.G.T.P. como �rgano obrero de la lucha de clases y al mismo tiempo lo lleva a forjar el Par�tido Socialista Peruano como instrumento del proletariado y del campesinado para su emanci�paci�n.

Superando la estrechez de un movimiento sindical adversa a la definici�n pol�tica a pesar de haber librado batallas de gran contenido pol�tico, y dejando rezagados a los tradicionales par�tidos caudillistas, declamatorios y sin doctrina, Mari�tegui concibe la C.G.T.P. y el Partido So�cialista como la vanguardia de la lucha antifeudal y de la lucha anti-imperialista, motores de la revoluci�n democr�tico-burguesa en los pa�ses, como el nuestro, dependientes.

"Punto de vista anti-imperialista" (1929) se caracteriza por la consideraci�n amplia de las fuerzas que concurren hist�ricamente a la libe�raci�n nacional, condicionada por la acci�n de las masas, y al mismo tiempo diferencia con vi�gor el papel de una vanguardia obrera y cam�pesina que encarna fielmente la l�nea del movi�miento, respecto a la actuaci�n vacilante de una burgues�a atenta principalmente a disputar la he�gemon�a del movimiento mismo y a mantener sus propios privilegios.

"El Problema de las razas en la Am�rica La�tina" (1929) es un documento que marca la rup�tura con el indigenismo l�rico por reconocer la preeminencia de las reivindicaciones agrarias y colocar en adecuado plano los aspectos raciales.

Dos particularidades cobran especial relieve en el enfoque de Mari�tegui.

La primera es el se�alamiento de la impor�tancia de los h�bitos colectivos de las masas in�d�genas que facilitan la implantaci�n del coope�rativismo como exigencia t�cnica de una refor�ma agraria eficaz y como garant�a del desarrollo socialista del agro.

La segunda es la insistente indicaci�n de que la propia lucha contra las estructuras feudales el agro peruano es parte integrante del proceso de emancipaci�n del pa�s respecto al capital for�neo y, a la vez, condiciona su �xito.

F�cil nos resulta entender que, estructurados as� -a trav�s de lodos los temas mencionados- una doctrina y un derrotero pr�ctico del proceso revolucionario en el Per�, la pol�mica de Mari�tegui y su grupo con los propiciadores del APRA deb�a conducir a una divergencia definitiva por las razones y por el camino que los documentos publicados en este tomo dejan se�alados. Lo sucedido con el APRA justifica un comentario especial.

Cuando la Junta de Gobierno presidida por Samanez Ocampo se enfrentaba con la beligerancia de las masas obreras y campesinas organizadas por socialistas y comunistas, acert� en su papel representativo de la feudalidad, de la burgues�a reaccionaria, del militarismo y del clero, con desatar las masacres de Talara y de Tixi, apresar y confinar a los dirigentes comunistas, poner fuera de la ley a su partido, destruir las organizaciones sindicales y, por fin, entregar esas masas a la libre acci�n de los l�deres apristas, prestos a la f�cil cosecha.

Es en estas circunstancias, habitualmente olvidadas o ocultadas, que los ex-estudiantes apristas vueltos del destierro portando su concepci�n peque�o-burguesa, despu�s de heredar masas radicalizadas pol�ticamente inmaduras, las regimentaron en un partido con r�tulos de izquierda y las educaron con consignas, divisionistas agravados por el virus caudillista, con los resultados conocidos.

Hoy d�a, a cuatro decenios de la muerte de Mari�tegui, la revoluci�n democr�tico-burguesa y el ascenso revolucionario que contiene en seno han seguido su avance, ofreciendo aspectos positivos y negativos que conviene apuntara nivel tanto de la burgues�a como de las, masas trabajadoras.

En el seno de la burgues�a peruana el proceso de diferenciaci�n ha tenido expresiones visibles seg�n lo evidencian m�ltiples cuestiones fundamentales que es suficiente mencionar: feudalidad en el agro, ca�da de los precios de plomo y zinc, doscientas millas de mar territorial, enga�o perpetuo de La Brea y Pari�as prolongado con los abusos cometidos por sus sucesivos usufructuarios, pol�tica financiera expoliadora, ca�da del nivel de vida del pueblo, pueblo, atentados contra el vivir democr�tico; aspectos todo que con frecuencia se articulan en una sola coyuntura. Frente a ella, un sector de la burgues�a peruana va adquiriendo conciencia de su papel hist�rico: clama por la reforma agraria y denuncia la pol�tica expoliadora de la oligarqu�a criolla, del agresivo capital for�neo �ntimamente asociados. La burgues�a entreguista toma el camino opuesto; reclutando, adem�s a capas burguesas vacilantes arrastrando inclusive a la traici�n a n�cleos corrornpibles y oportunistas.

Las masas campesinas han entrado a la lucha por la reconquista de la tierra a trav�s de exitosas acciones regionales de gran envergadura y la mantienen con la reiteraci�n ininterrumpida de episodios menores. En su abrumadora mayor�a estas masas contin�an privadas del derecho de elegir y ser elegido. Las ciudades han llegado a ser circundadas por cinturones de miseria. En los centros de trabajo los conflictos laborales han evidenciado con frecuencia una intensificaci�n de la conciencia clasista que ha permitido una creciente clarificaci�n en el orden gremial y ganancias en la esfera de los derechos sociales. El estudiantado, universitario ha sumido con preponderancia manifiesta ideolog�as revolucionarias; y la intelectualidad ha de�finido y mantiene posiciones de avanzada. Por �ltimo, en las justas electorales parciales de 1967 el partido de Mari�tegui con otros secto�res de izquierda han aparecido en conjunto ya con el volumen de una tercera fuerza. Ahora bien, en est� proceso �qu� intereses ha servido el Apra? �los del pueblo o siquiera las de la burgues�a nacionalista? La. bandera antiimperialista y los lemas de justicia social han sido trocados durante decenios por afanes inde�clinables de acomodo, por alianzas electorales reaccionarias y por contubernios externos que la mayor�a del pueblo peruano ha condenado y re�pudia. Vale, por lo tanto, recordar lo que Ma�ri�tegui hab�a visto y previsto al afirmar que, desde el �ngulo revolucionario, el Apra era "un t�pico superado".

Los escritos de Jos� Carlos Mari�tegui reuni�dos en el presente tomo rebasan el mero valor documentario, por ser expresi�n de una trayec�toria vigente.

La influencia de la obra de Mari�tegu� des�de sus d�as hasta los nuestros, ha preparado y sigue guiando la gradual incorporaci�n de los peruanos progresistas a la corriente del socia�lismo marxista que hoy ha ganado a una terce�ra parte de la humanidad. Este libro, en particular, marca la definici�n hist�rica del sector de avanzada de los trabaja�dores y de los intelectuales: vale decir, preanun�cia un Per� nuevo.

Enero de 1969.

 


Hugo Pecse