OBRAS COMPLETAS DE JOSE CARLOS MARIATEGUI |
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IDEOLOG�A Y POL�TICA |
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ANTECEDENTES Y DESARROLLO
Las primeras manifestaciones de propaganda
ideol�gica revolucionaria son en el Per� las que suscita, a principios
del siglo actual, el pensamiento radical de Gonz�lez Prada. Poco despu�s
de que Gonz�lez Prada se separa denitivamente de la pol�tica, fracasado
el a mento clel Partido Radical, aparecen los primeros grupos
libertarios. Algunos obreros, que se interesan por estas ideas entran en
contacto con Gonz�lez Prada, a quien su decepci�n de lucha pol�tica
empuja a una posici�n an�rquica. Se constituyen peque�as agrupaciones
libertarias que se limitan a iniciar la propaganda de sus ideas, sin
proponerse por el momento ninguna otra acci�n. Gonz�lez Prada colabora,
con pseud�nimo o sin firma en eventuales hojas acr�tas: "Los Parias",
"El Hambriento". Algunos radicales y masones, amigos de Gonz�les Prada,
simpatizan con esta propaganda, sin comprometerse de frente en ella.
Aparecen otras hojas ef�meras: "Simiente Roja", etc. La �nica que llega
a adquirir permanencia es "La Protesta" que da su nombre al primer grupo
an�rquico de acci�n persistente.
La Federaci�n de Panaderos "Estrella del
Per�", se presenta como el primer gremio en el cual influyen las ideas
revolucionarias. Es en una actuaci�n de los panaderos donde Gonz�lez
Prada pronuncia, el 1o de Mayo de 1905, Su discurso sobre los
Intelectuales y el Proletariado, reproducido en el No. 8 de "Labor".
El movimiento billinghurista obtiene la
adhesi�n de de algunos elementos participantes en estas escaramuzas
ideol�gicas; el m�s importante de ellos es un ex-libertario, Carlos del
Barzo, artesano que m�s tarde interviene en el intento de organizaci�n
de un Partido Socialista y que figura alguna vez como candidato obrero a
una diputaci�n por Lima. El billinghurismo tuvo su lado, asimismo, al
l�der de las huelgas portuarias de esa �poca, Fernando Vera; pero, al
asimil�rselo, hizo de �l un "capitulero". Bajo el gobierno de
Billinghurst el mutualismo amarillo, al servicio de todos los gobiernos
se prest� a una actitud de cordialidad con los obreros chilenos. Una
comisi�n de estas sociedades obreras, asupiciada por el gobierno, visit�
Chile, donde se cambiaron entre representantes mas o menos falsos de uno
y otro proletariado palabras de reonciliaci�n y amistad. El grupo
an�rquico del Per� que trabajaba entonces por dar vida a una Federaci�n
Regional Obrera Peruana, envi� a Chile, desconociendo a la delegacion
oficial, visada por el billinghurismo, al obrero Otaz�, que en el pa�s
del Sur fue recibido por trabajadores de la misma filiaci�n. Se puede
decir, pues, que las primeras manifestaciones de internacionalismo de
los peruanos corresponde a este tiempo. Y hay que tener siempre en
cuenta, en el primer caso, su car�cter de manifestaciones conectadas con
la pol�tica de la canciller�a, en tratos con la de Chile para arreglar
la custi�n de Tacna y Arica.
Derribado Billinghurst, contra el gobierno
Militar de Benavides, Gonz�lez Prada publica un semanario: "La Lucha"; y
Carlos del Barzo, "El Mot�n"; pero ambos peri�dicos representan s�lo una
protesta contra el r�gimen militar, una requisitoria contra sus abusos.
Por la filiaci�n ideol�gica de sus directores, cabe sin embargo
relacionarloS con el movimiento social. Del Barzo sufre prisi�n y
deportaci�n; y Gonz�lez Prada un juicio de imprenta.
Bajo el gobierno de Pardo, los efectos de
la guerra europea en la situaci�n econ�mica influyen en la agitaci�n
social y en el orientamiento ideol�gico. Un grupo sindicalista predomina
sobre los �cratas en la labor entre las masas. Barzo dirige algunas
huelgas de zapateros y orgniza el sindicato de trabajadores de esta
industria en la capital. La propaganda anarco-sindicalista penetra en la
campi�a de Huacho, produciendo una agitaci�n sangrientamente reprimida
por las autoridades de Pardo. La lucha por las 8 horas en 1918 consiente
a los anarco-sindicalistas llevar su propaganda a las masas en forma
intensa. El gremio textil, animador la lucha, adquiere un rol influyente
en la acci�n clasista. Son ya varios los estudiantes que han entrado en
relaci�n con los grupos obreros av�nzados. Frente a la lucha por las 8
horas se produce una declaraci�n oficial de la Federaci�n de Estudiantes
de simpat�a con las reividicaciones obreras. La masa de los estudiantes
no ten�a la menor idea del alcance de estas revindicaciones y cre�a que
el rol de los universitarios era el de orientar y dirigir a los obreros.
En este tiempo, se inicia en la redacci�n
del diari� oposicionista, "El Tiempo", muy popular entonces, un esfuerzo
por dar vida a un grupo de propaganda y concentraci�n socialistas. La
direcci�n del peri�dico, ligada a los grupos pol�ticos de oposici�n, es
extra�a a este esfuerzo, que representa exciusivamente el orientamiento
hacia el socialismo de algunos j�venes escritores, ajenos a la pol�tica,
que tienden a imprimir a las campa�as del diario un car�cter social.
Estos escritores son C�sar Falc�n, Jos� Carlos Mari�tegu�, Humberto del
Aguila y alg�n otro que, unidos a otros j�venes intelectuales afines,
publican a mediados de 1918 una revista de combate: "Nuestra Epoca". Un
art�culo anti-armamentista de Mari�tegui provoca una violenta protesta
de los oficia1es del ej�rcito que en numeroso grupo, invaden la
redacci�n de "El Tiempo" donde trabaja el articulista para agredirlo.
"Nuestra Epoca" no trae un programa socialista; pero aparece como un
esfuerzo ideol�gico y propagand�stico en este sentido. A los dos
n�meros, cesa de publicarse, desaprobada por la empresa period�stica a
la que prestan sus servicios sus principales redactores; pero �stos
prosiguen en sus gestiones por crear un Comit� de Propaganda Socialista.
Se une a ellos otro redactor De "El Tiempo", Luis Ulloa procedente del
antiguo partido radical, quien con motivo de sus campa�as period�sticas
contra los "hambreadores del pueblo" se relaciona con los sindicalistas.
Se constituye el Comit� con la adhesi�n de Del Barzo y algunos obreros
pr�ximos a �l y de los Dos grupos de estudiantes, (ya profesionales al-
nos) que ha tomado parte hasta entonces en agitaci�n obrera. El grupo
tiende a asimilarse todos los elementos capaces de reclamarse del
socialismo sin exceptuar aquellos que provienen del radicalismo gonzalez-pradista
y se conservan fuera de los partidos pol�ticos. Una parte de los
elementos que lo componen, dirigida por Luis Ulloa, se propone la
inmediata transformaci�n del grupo en partido; la otra parte, en la que
se cuentan precisamente los iniciadores de su fundaci�n, sostienen que
debe ser mantenido como Comit� de Propaganda y Organizaci�n Socialistas,
mientras su presencia no tenga arraigo en las masas. El periodo no es
propio para la organizaci�n socialista; algunos de los elementos del
comit� redactan un peri�dico: "Germinal", que adhiere al movimiento
legui�sta; Mari�tegui, Falc�n y sus compa�eros se separan, finalmente,
del grupo que acuerda su aparici�n corno partido el l� de Mayo de 1919.
Al mismo tiempo que estas gestiones,
algunos elementos procedentes del billinghurismo y otros, por cuenta de
un ex-dem�crata, presunto candidato a la presidencia de la rep�blica,
efect�an otras por crear un Partido Obrero. Propuesta al comit�
socialista la fusi�n de ambos grupos, la rechaza. El acto inaugural del
Partido es fijado para el 1� de Mayo de 1918; pero ni reunida una
asamblea popular, convocada por los promotores de este partido en un
teatro de la capital, Gutarra orador sindicalista denuncia la trastienda
pol�tica y eleccionaria de sus gestiones y saca a la multitud a la calle
en son de demostraci�n clasista.
La tentativa del partido socialista fracasa
porque a la manifestaci�n del l� de Mayo de 1919 sigue la gran huelga
general del mismo mes. (V�ase "El Movimiento Obrero en 1919" por Ricardo
Mart�nez de la Torre) en la que los dirigentes de ese grupo evitan toda
acci�n, abandonando a las masas y, tomando, m�s bien, una actitud
contraria a su acci�n revolucionaria. Ausente Luis Ulloa del pa�s y
muerto Carlos del Barzo, el comit� del partido se disuelve sin dejar
huella alguna de su actividad en la conciencia obrera.
El movimiento estudiantil de la reforma
universitaria acerca, en la misma forma que en otros pa�ses
latinoamericanos, la vanguardia es tudiantil al proletariado. El Primer
Congreso de Estudiantes del Cuzco, celebrado en 1919, acuerda la
creaci�n de las universidades populares; y en 1921 el grupo de
vanguardia de este congreso, encabezado por Haya de la Torre, funda la
Universidad Popular Gonz�lez Prada en Lima y Vitarte. El Congreso Obrero
de Lima aprueba un voto de abesi�� a la obra de cultura popular de estas
universidades. Pero los obreros no conf�an mucho en la perseverancia de
los estudiantes; y para no suscitar ning�n recelo, las universidades
populares se abstienen de todo trabajo dc orientaci�n ideol�gica del
proletariado. De otro lado, la mayor�a de los estudiantes de las U.P.
carece de esta orientaci�n; en lo tocante a la cuesti�n social va a
aprender, m�s bien que a ense�ar, al lado del proletariado. Un cambio se
inicia con la acci�n del 23 de Mayo, dirigida y animada por la U. P. con
el concurso de los obreros organizados. Mari�tegui regresa en este
tiempo de Europa con el prop�sitode trabajar por la organizaci�n de un
partido de clase. Las U.P. que est�n en su apogeo, con motivo de Jas
jornadas del 23 de Mayo, le ofrecen su tribuna y �l la acepta.
Desarrolla un curso de conferencias sobre la crisis mundial, en la que
explica el car�cter revolucionario de esta crisis. Los anarquistas se
muestran hostiles a esta propaganda, s�bre todo por la defensa de la
revoluci�n rusa a que en parte se contrae; pero Mari�tegui obtiene la
solidaridad de la U.P. y de sus adherentes m�s entusiastas de las
organizaciones obreras. Como �rgano de la juventud libre, pero m�s
exactamente de las U.P. comienza a publicarse en abril de 1923
"Claridad". Su orientaci�n es "clartista"; corresponde, sobre todo, al
esp�ritu de l� agitaci�n estudiantil. Deportado Haya de la Torre, con
ocasi�n del Descubrimiento de una c�nspiraci�n de los partidarios de don
Germ�n Legu�a y Mart�nez, que sirve de pretexto para castigar su acci�n
del 23 de Mayo acus�ndole falsamente de relaci�n con pol�ticos del viejo
r�gimen, en los d�as en que se cajeaba el N� 4 de "Claridad", Mari�tegui
asume su direcci�n. El N� 5 se�ala el principio de un franco
orientamiento doctrinario en el que "Claridad" abandona el tono
estudiantil. Desde ese n�mero, "Claridad" aparece como �rgano de la
Federaci�n Obrera Local. Perseguida por la polic�a, el proletariad�
organizado ha querido ampararla con su solidaridad formal. Mari�tegui
inicia la organizaci�n de una sociedad editora obrera para la
publicaci�n de la revista, y con vistas a la de un diario; pero en este
tiempo se enferma gravemente y escapa a la muerte a costa de la
amputaci�n de la pierna derecha.
De fines de 1924 a principios de 1925 la
represi�n de la vanguardia estudiantil se acent�a. Son deportados los
m�s activos de los elementos de la U.P. y la Federaci�n de Estudiantes:
Herrera, Bustamante, Rabines, Hurwitz, Terreros, Lecaros, Seoane, Heysen,
Cornejo, Pavletich, etc. Tambi�n se deporta al secretario de la
Federaci�n Obrera Local Arcelles y a dos de los dirigentes de la
organizaci�n ind�gena. Las actividades de la U.P. son, sin embargo,
mantenidas por un grupo animoso y perseverante. Empieza, en este
periodo, a discutirse la fundaci�n del Apra, a instancias de su
iniciador Haya de al Torre, que desde Europa se dirige en este sentido a
los elementos de vanguardia del Per�. Estos elementos aceptan, en
principio, el Apra, que hasta por su t�tulo se presenta como una alianza
o frente �nico.
En setiembre de 1926, como �rgano de este
movimiento, como tribuna de "definici�n ideol�gica", aparece "Amauta".
La Federaci�n Obrera Local convoca a un segundo Congreso Obrero.
Mari�tegui, director de "Amauta", en una carta a este congreso, que
carece de un trabajo serio de preparaci�n, advierte la inoportunidad de
un debate de tendencias doctrinarias, proponiendo la organizaci�n de los
trabajadores con un programa de "unidad proletaria", la constituci�n de
una central nacional basada en el principio de "lucha de clases". Pero
las tendencias llevan al Congreso sus puntos de vista, empe��ndose una
discusi�n desordenada sobre la doctrina clasista a la que deb�a adherir
el proletariado organizado. Es este el instante que el Ministro de
Gobierno de entonces, interesado en aumentar su importancia pol�tica,
amenazada por las rivalidades de c�rculos, con una actuaci�n
sensacional, escoge para una represi�n en gran estilo. En la noche del 5
de junio, se sorprende aparatosamente una reuni�n de la sociedad editora
obrera "Claridad", a la que se hab�a citado como de ordinario por los
peri�dicos. La misma noche se apresa en sus domicilios a los m�s
conocidos y activos militantes de las organizaciones obreras y algunos
intelectuales y universitarios. Una informaci�n oficial anuncia, en
todos los diarios, la detenci�n de todas estas personas en una reuni�n,
presentada como clandestina. El Ministro de Gobierno Manchego Mu�oz
afirma, sin empacho, que ha descubierto nada menos que un complot
comunista. El �rgano civilista "El Comercio", reducido al silencio desde
los primeros tiempos del gobierno legui�sta, y conocido por sus
vinculaciones con la plutocracia del antiguo r�gimen, aprueba
editorialmente esta represi�n as� como las medidas que le siguen:
clausura de "Amauta", cierre de los talleres de la Editorial Minerva
donde se imprim�a por cuenta panicular de sus redactores-editores,
detenci�n de Jos� Carlos Mari�tegui a quien, dadas sus condiciones de
salud, se aloja en el Hospital Militar de San Bartolom�. Cerca de 50
militantes fueron llevados a la isla de San Lorenzo; muchos m�s
sufrieron breve detenci�n en los calabozos de la polic�a; otros,
perseguidos, tuvieron que ocultarse. La polic�a notific� a los que
quedaban en libertad que la Federaci�n Obrera Local, la Federaci�n
Textil y otras organizaciones del mismo car�cter, deb�an ser
consideradas disueltas y que toda actividad sindicalista estaba
severamente prohibida. No dejaron de manifestar su aplauso a estas
medidas, igual que "El Comercio", que no tuvo reparo en complacerse
expresamente de la supresi�n de "Amauta", los elementos mutualistas
amarillos, incondicionalmente a �rdenes de �ste como de todos los
gobiernos, as� como un sedicente y flamante "partido laborista", fundado
por algunos empleados cesantes y arribistas, con la cooperaci�n de unos
pocos artesanos. Pero era tan desproporcionada, respecto de los
vagu�simos e individuales papeles que pretend�a documentarla, la especie
de la "conspiraci�n comunista para destruir el orden social", que poco a
poco, no obstante estar cerrados los peri�dicos a toda informaci�n
imparcial, se desvaneci� la impresi�n que en los primeros instantes
produjera. Solo encontr� acogida en la prensa una breve carta dirigida
por Mari�tegui desde el Hospital Militar desmintiendo rotunda y
precisamente, en todas sus partes, la invenci�n policial.
Dos profesores de la U.P. Carlos M. Cox y
Manuel V�squez D�az fueron deportados al norte. En la misma dilecci�n
hab�an sido embarcados antes Magda Portal y Seraf�n Delmar. Y cuatro
meses m�s tarde, cuando no quedaba en el p�blico, vestigio de recuerdo
del complot, se puso en libertad a los presos de Sa� Lorenzo. En
diciembre de 1927, reapareci� "Amauta", que de otro modo "abr�a
reanudado su publicaci�n en Buenos Aires.
La represi�n de junio entre otros
efectos tiene el de promover una revisi�n de m�todos y conceptos y una
eliminaci�n de los elementos d�biles y desorientados, en el movimiento
social. De un lado se acent�a en el Per� la tendencia a una
organizaci�n, exenta de los residuos anarcosindicales, purgada de
"bohemia subversiva de otro lado aparece clara la desviaci�n aprista.
Uno de los grupos de deportados peruanos, el de M�xico, propugna la
constituci�n de un Partido Nacionalista Libertador; Haya define al Apra
como el Kuo Min Tang latinoamericano. Se produce una discusi�n en la que
se afirma definitivamente la tendencia socialista doctrinaria adversa a
toda f�rmula de populismo demag�gico e inconcluyente y de caudillaje
personalista. Los documentos adjuntos ilustran los t�rminos y resultados
de este debate, a partir del cual el movimiento izquierdista peruano
entra en una etapa de definitiva orientaci�n. "Amauta", en su N� 17, el
de su segundo aniversario, declara cumplido el proceso de "definici�n
ideol�gica", afirm�ndose categ�ricamente, marxista. En noviembre de
l918, aparece "Labor" como peri�dico de extensi�n de la obra de
"Amauta", para convertirse gradualmente en �rgano de la reorganizaci�n
sindical.
NOTAS: 1 Documento presentado al Congreso Constituyente de la Confederaci�n Sindical Latino Americana, Montevideo, mayo de 1939. Reproducido en Apuntes para una Interpretaci�n Marxista de Historia Social del Per�, de Ricardo Mart�nez de la Torre, tomo II, p�g. 404 a 409.
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