OBRAS COMPLETAS DE JOSE CARLOS MARIATEGUI |
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IDEOLOG�A Y POL�TICA |
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MANIFIESTO A LOS TRABAJADORES DE LA REP�BLICA
El 1� de mayo ha sido, es y ser�, m�s que el motivo de recordaci�n de la masacre de Chicago, el d�a en que el proletariado de todo el Universo efect�a el balance de sus activida�des y el recuento de sus acciones, para, des�pu�s de una cr�tica sincera, marcar el camino a seguir en el nuevo a�o a comenzar. El Proletariado del Per�, tambi�n tiene es�ta obligaci�n, y por eso despu�s de estudiar una a una sus luchas, despu�s de estudiar d�a a d�a, sus movimientos, podemos declarar que el ba�lance arroja un enorme d�ficit. �Y en qu� nos fundamos para decir esto? En las acciones de los Sindicatos, en las acciones de las Federacio�nes; dentro del a�o hemos tenido una serie de movimientos mal planteados y peor conducidos. En la totalidad de los Sindicatos y Federacio�nes ha habido un marcado retroceso, hemos visto c�mo en la mayor�a de estos Sindicatos y Federaciones, los obreros han sido despojados por los patronos de sus m�s preciosas conquis�tas, hemos visto c�mo los patronos con su insolencia inaudita han querido negar la organiza�ci�n, y en muchos casos lo han logrado, aun�que moment�neamente, desoyendo y descono�ciendo toda comisi�n de reclamos, toda comi�si�n de obreros que han querido poner coto a sus abusos cotidianos; hemos visto, en fin, c�mo los trabajadores han tenido qu� "aguantar" resignadamente tanto abuso, tanta iniquidad pa�tronal. �Pero por haber visto todas estas cosas podemos decir que el proletariado ha perdido su fe, que las masas han perdido su entusiasmo? No; el proletariado sigue siendo el mismo, las masas no se han despojado de su sed de justicia, no se han despojado de sus ansias reivindicatorias; lo que ha pasado, y pasa, es que no han tenido direcci�n, que no ha habido evoluci�n dentro de su organizaci�n. Mientras la burgues�a se ha armado de todos sus adelantos reaccionarios, el proletariado sigue actuando como ayer, con sus mismas organizaciones a la �antigua�. Y de ah� sus fracasos, de ah� sus retrocesos. Pero esta situaci�n no puede seguir as�, es preciso que el Proletariado reaccione, es preciso que reconstruya sus organismos, pero dentro de un criterio clasista; es preciso que el proletariado cree sus cuadros sindicales a base de la organizaci�n de empresa, a base de la organizaci�n por industria; no podemos seguir con organismos a base de oficios, la experiencia mundial precisamente nos demuestra que esta forma de organizaci�n ya ha llenado su rol dentro de la revoluci�n social; hoy vivimos la era de la m�quina, hoy que el capitalismo da su formidable ofensiva con sus sistemas de racionalizaci�n, el proletariado tiene que reconcentrarse, tiene que centralizarse, y esto tiene que hacerlo a base de los comit�s de empresa, de los comit�s de f�bricas, y hoy m�s que nunca, porque ya vemos que dentro del horizonte proletario asoma la sombra siniestra del oportunismo, del reformismo burgu�s. Tanta es la despreocupaci�n de las masas que ha habido patr�n que ha querido aprovecharse de la situaci�n creando cajas mutuales, y asociaciones para el fomento del mutualismo, forma �sta de colaboraci�n que el proletariado no puede aceptar. Y no porque toda asistencia social tiene que tenerla el proletariado mediante la conquista del Seguro Social, mediante la creaci�n de fondos destinados para la jubilaci�n y cesant�a y enfermedades; pero estos fondos no pueden ser creados con el jornal del obrero, que harto sabemos que es un jornal de hambre, estas conquistas tiene que efectuarlas el proletariado al igual que la jornada de ocho horas, es decir mediante una fuerte organizaci�n de clase. Y como esta conquista tiene el proletariado muchas que efectuar y a�n m�s que defender las que ha conseguido. �Pero todas estas reivindicaciones y conquistas puede efectuarlas el obrero de la ciudad solo? Ser�a absurdo creerlo. El obrero de la ciudad tendr� que dar el ejemplo, organiz�ndose. Pero no podr� sostener sus luchas solo. Y es preciso que ayudemos a organizarse a los campesinos, a esos miles de asalariados para los cuales no hay leyes de accidentes de trabajo, ni jornada de ocho horas; tenemos que fomentar y ayudar la organizaci�n de los mineros, de los obreros de los yacimientos petroleros, quienes hasta ahora no disfrutan sino de una sola "libertad": la de morirse de hambre y miseria; tenemos que despertar de su letargo a los marinos mercantes, a los peones explotados. Tenemos, en fin, que unirnos con toda el proletariado de la Rep�blica para emprender nuestras conquistas. De ah� que al hablar de organizaci�n nueva, tenemos que comprender que es a base de su centralizaci�n en una central �nica del proletariado, que se constituya nuestra Confederaci�n Nacional. Pero aqu� surge tambi�n otro problema. El proletariado tuvo su Federaci�n Regional, su Federaci�n Local, nuestra gloriosa Federaci�n Obrera Local de Lima, organismos estos que fracasaron debido en parte a la desidia de nosotros mismos, pero m�s que todo por haber sido construidos dentro de un criterio que no correspond�a a nuestro medio, a nuestro modo de ser. Y fracasaron por estar moldeados dentro de un criterio anarco-sindical, que en su af�n de mantenerse "puros" actuaban hasta cierto punto dentro de un marca de ilegalidad, cosa que aprovech� h�bilmente la burgues�a y el Estado para caer sobre �sta en la forma que todos conocemos; de ah� necesidad de reaccionar contra esos imperativos, porque ya hemos visto sus fracasos; tenemos que reaccionar contra el sistema anarco-sindical, y situarnos dentro de nuestro medio y nuestras posibilidades de organizaci�n. �Y como reaccionar?. En la forma que hemos apuntado, es decir, creando nuestra Central y situ�ndonos dentro del marco que se�alan las leyes del Estado, para de esa manera actuar en el terreno de la legalidad y concretarnos a muestra organizaci�n con las garant�as que tiene que disfrutar todo organismo oficialmente reconocido. Para efectuar todos estos trabajos tenemos que contar con los medios de propaganda, y ninguno puede ser m�s efectivo ni m�s practico que la prensa obrera. Debemos crearla, auspiciarla y estimularla; reaccionar contra el criterio que algunos compa�eros tienen de hacer que sus Sindicatos no tomen n�meros (con la muletilla de �que debemos de crear conciencia por otros medios, no podemos aceptar peri�dico por que nos comprometemos"). Debemos de reaccionar contra este criterio estrecho porque si algo nos hace da�o es esta muletilla, y al esgrimirla nos hacemos c�mplices de la situaci�n ayudando inconscientemente a la burgues�a y haci�ndonos sospechosos de complicidad manifiesta con los patrones. Por esto debemos crear nuestra prensa; cada federaci�n debe tener su �rgano, cada sindicato su vocero. Es preciso que el proletariado, lo mismo que se acostumbra a comprar el peri�dico burgu�s, deba comprar, leer y difundir el peri�dico de su clase. Porque as� como la burgues�a tiene su prensa, el proletariado debe tener la suya, que es la �nica que podr� defender sus intereses, denunciar los abusos que con los trabajadores se comete y servir� como el mejor medio, por hoy, de hacer propaganda de organizaci�n. El Comit� Pro 1� de Mayo en este d�a plantea, pues, al proletariado la necesidad que tiene de asociarse, de organizarse f�rreamente por industrias, por empresa, no solamente en nuestro ambiente local, sino nacional. Las exigencias e imperativos de la hora presente demandan de cada trabajador, de cada marino, asalariado; minero y campesino, la obligaci�n de luchar por su organizaci�n, por sus organismos de clase, creando su Central (Confederaci�n General de Trabajadores del Per�); reaccionando contra m�todos antiguos, haci�ndonos reconocer oficialmente, no para colaborar con nadie, sino para obtener mayor libertad de acci�n y contener el avance reaccionario de la burgues�a, para defender nuestros salarios, para defender nuestras conquistas. El Comit� Pro 1� de Mayo cumple pues con lanzar esto al proletariado de la Rep�blica y lo conmina a luchar por sus conquistas m�s inmediatas, que son: libertad de reuni�n, libertad de organizaci�n, libertad de prensa obrera, libertad de imprenta proletaria. Son estas las conquistas m�s inmediatas que tiene que efectuar el proletariado de una manera general, aparte de sus defensas econ�micas.
NOTAS: 1 Publicado en �Labor", N� 8, p�g. 8, Lima, 1� de mayo de 1929.
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