OBRAS COMPLETAS DE JOSE CARLOS MARIATEGUI

PERUANICEMOS AL PER�

 

EL PROGRESO NACIONAL Y EL CAPITAL HUMANO*

I 

Los que, arbitraria y simpl�sticamente, reducen el progreso peruano a un problema de capital �ureo, razonan y discurren como si no existiese, con derecho a prioridad en el debate, un problema de capital humano. Ignoran u olvidan que, en historia, el hombre es anterior al dinero. Su concep�ci�n pretende ser norteamericana y positi�vista. Pero, precisamente, de nada acusa una ignorancia m�s total que del caso yanqui.

El gigantesco desarrollo material de los Estados Unidos, no prueba la potencia del oro sino la potencia del hombre. La riqueza de los Estados Unidos no est� en sus bancos ni en sus bolsas; est� en su poblaci�n. La historia nos ense�a que las ra�ces y los impulsos espirituales y f�sicos del fen�meno norteamericano se encuentran �ntegramente en su material biol�gico. Nos ense�a, ade�m�s, que, en este material el n�mero ha sido menos importante que la calidad. La leva�dura de los Estados Unidos han sido sus puritanos, sus jud�os, sus m�sticos. Los emigrados, los exiliados, los perseguidos de Europa. Del misticismo ideol�gico de estos hombres desciende el misticismo de la acci�n que se reconoce en los grandes capitanes de la industria y de la finanzas norteamericanas. El fen�meno norteamericano aparece, en su origen, no s�lo cuantitativo sino, tambi�n cualitativo.

Pero este es otro tema. No me interesa, por el momento, para otra cosa que para denunciar el punto de partida falso, irreal, del materialismo, al mismo tiempo grosero y utopista, de quienes parecen imaginarse que el dinero ha inventado a la civilizaci�n, incapaces de comprender que es la civilizaci�n la que ha inventado al dinero. Y que la crisis y la decadencia contempor�neas empezaron justamente, cuando la civilizaci�n comenz� a depender casi absolutamente del dinero y a subordinar al dinero su esp�ritu y su movimiento.

El error y el pecado de los profetas del progreso peruano y de sus programas han residido siempre en su resistencia o ineptitud para entender la primac�a del factor biol�gico, del factor humano sobre todos los otros factores, si no artificiales, secundarios. Este es, por lo dem�s, un defecto com�n a todos los nacionalismos cuando no traducen o representan sino un inter�s olig�rquico y conservador. Estos nacionalismos, de tipo o trama fascista, conciben la Naci�n como una realidad abstracta que suponen superior y distinta a la realidad concreta y viviente de sus ciudadanos. Y, por consiguiente, est�n siempre dispuestos a sacrificar al mito el hombre.

En el Per� hemos tenido un nacionalismo mucho menos intelectual, mucho m�s rudimentario e instintivo que los nacionalismos occidentales que as� definen la Naci�n. Pero su praxis, si no su teor�a, ha sido naturalmente la misma. La pol�tica peruana �burguesa en la costa, feudal en la sierra� se ha caracterizado por su desconocimiento del valor del capital humano. Su rectificaci�n, en este plano como en todos los dem�s, se inicia con la asimilaci�n de una nueva ideolog�a. La nueva generaci�n siente y sabe que el progreso del Per� ser� ficticio, o por lo menos no ser� peruano, mientras no constituya la obra y no signifique el bienestar de la masa peruana, que en sus cuatro quintas partes es ind�gena y campesina. 

II 

Uno de los aspectos sustantivos del problema del capital humano es el aspecto m�dico-social. En el haber de nuestra escasa bibliograf�a, tenernos que anotar, sobre este tema, un libro interesante. Se titula Estudios sobre Geograf�a M�dica y Patolog�a del Per�. Sus autores son dos m�dicos inteligentes y trabajadores, ambos funcionarios de sanidad, los doctores Sebasti�n Lorente y Ra�l Flores C�rdova. Este libro, en m�s de seiscientas p�ginas, densas de datos y de cifras, estudia documentadamente la realidad m�dico-social del Per�.

Los autores se muestran, por supuesto, optimistas en su esfuerzo y en su esperanza. Pero el m�todo positivo no consiente, en la investigaci�n, enga�osas ilusiones. La ver�dad de nuestra situaci�n sanitaria emerge del libro precisa y categ�rica. Los �ndices de la mortalidad y de la morbilidad son en el Per� excesivos. El capital humano se man�tiene casi estacionario. En la costa, el palu�dismo y la tuberculosis; en la sierra, el ti�fus y la viruela; en la selva, todos los mor�bos del tr�pico y el pantano minan la po�blaci�n exigua de la rep�blica. No se tiene una cifra exacta de la poblaci�n. Pero la ci�fra, com�nmente aceptada, de cinco millo�nes, basta para constatar la debilidad y la lentitud de nuestro crecimiento demogr�fi�co. La mortalidad infantil es uno de sus m�s terribles y tr�gicos frenos. En Lima y en el Callao mueren antes de llegar a un a�o de edad la cuarta parte de los ni�os. En los pueblecitos rurales de la costa el �ndice de la mortalidad infantil es mayor a�n. Tengo a la vista la estad�stica demogr�fica del distri�to de Pativilca del primer semestre del a�o en curso que acusa una mortalidad superior a la natalidad.

En el prefacio de su libro, los doctores Urente y Flores C�rdova escriben que "el panorama m�dico-social nos presenta en to�da su magnitud y en toda su gravedad nues�tro problema sanitario" Su estudio no exagera, en ning�n caso, la realidad; tal vez, en alguno, la aten�a. Lo que ensombrece el esp�ritu cuando se lee este volumen, �que ojal� arribara a las manos de todos los que tan f�cilmente se equivocan respecto a la jerarqu�a o la gradaci�n de los problemas nacionales�, no es el juicio, moderado siempre, de los autores, sino, el dato desnudo, la observaci�n objetiva, la constataci�n anastigm�tica. 

III 

No me toca ocuparme del m�rito te�ri�co, del valor cient�fico de estos Estudios so�bre Geograf�a M�dica y Patolog�a del Per�. Su estimaci�n pertenece, exclusivamente, a los profesionales, a los competentes. Pero, sin invadir campos de cr�tica ajenos, quiero se�alar su utilidad y su importancia como documento actual y autorizado de la "reali�dad profunda" del Per�. Me parece evidente, por otra parte, que los doctores Lorente y Flores C�rdova, han hecho un trabajo de sistemaci�n Y de computaci�n singularmen�te meritorios en un medio como el nuestro donde los hombres de estudio dif�cilmente intentan especulaciones de esta magnitud.

El libro de los doctores Lorente y Flo�res C�rdova no est� destinado �nicamente al �mbito profesional. Interesa a todos los estudiosos. Su lectura es un viaje por un Per� menos pintoresco, pero m�s real del que otros libros nos describen o nos disfrazan. 

IV 

Los doctores Lorente y Flores C�rdova no se contentan en su libro con acopiar, con�frontar y clasificar datos preciosos. Solici�tan, formal y premiosamente, una mayor atenci�n para el tema del capital humano. "El problema que requiere ene el Per�, m�s urgentemente, una soluci�n org�nica y eficaz �escriben� es el problema sanitario, no s�lo porque cada d�a prevalece y se arraiga m�s en la conciencia de la �poca el concepto de que la defensa de la salud p�blica es un deber primordial de todo Estado moderno, sino, sobre todo, porque ning�n otro concepto corresponde con mayor exactitud a apremiantes y evidentes exigencias de la realidad peruana".

Esto es cierto, pero incompleto. El problema sanitario no puede ser considerado aisladamente, Se enlaza y se confunde con otros hondos problemas peruanos del dominio del soci�logo y del pol�tico. Los males, los morbos, de la sierra y de la costa, se alimentan principalmente de miseria y de ignorancia. El problema, a poco que se le penetre, se transforma en un problema econ�mico, social y pol�tico. Pero a los distinguidos higienistas, autores de la "Geograf�a M�dica del Per�", no les tocaba este an�lisis. Su diagn�stico del mal ten�a que ser solamente m�dico.

 

 


NOTA:

* Publicado en Mundial, Lima. 9 de octubre de 1923