OBRAS COMPLETAS DE JOSE CARLOS MARIATEGUI

AMAUTA Y SU INFLUENCIA

   

      

EDUCACION

TEORIA EDUCACIONAL

   
HIERL, Ernest. Escuela y religi�n. Amauta: N� 29; p�gs. 36-49. (646

Extractado del libro editado por la Internacional de los Trabajadores de la Ense�anza, con el t�tulo de "Peda�gog�a Proletaria", este trabajo desarrolla el siguiente sumario: la ideolog�a religiosa y feudal de la burgues�a; materialismo hist�rico y pedagog�a; �c�mo curar los esp�ritus del mal religioso?; tesis finales.

 
   
INTERNACIONAL SINDICAL ROJA, Subcomi�t� de Educaci�n de 1�. La auto-educaci�n obre�ra. Amauta: N� 24; p�gs. 85-88. (647

Trata sobre: la misi�n de la auto-educaci�n obrera; el trabajo de los centros consultivos, para uso de los autodidactos; organizaci�n y m�todo de las consultas; m�todos de consulta.

�La (auto-) educaci�n obrera. Labor: N� 8; p�g. 4. (648
   
MANTOVANI, Juan. La preocupaci�n contempo�r�nea por los problemas educativos. Amauta: N� 14; p�gs. 13-14.  (649

Establece las relaciones que existen entre la pedagog�a y la cultura; alude a la "incertidumbre pedag�gica" originada en nuestros d�as por la multiplicidad de m�todos y. otras causas; y puntualiza el alcance y la orientaci�n de las preocupaciones pedag�gicas contem�por�neas.

 
MERCADO, Guillermo. El sentido del rid�culo en la educaci�n. Amauta: N� 10; p�gs. 41-42. (650

Lo rid�culo en la educaci�n familiar y escolar. Lejanas y posibles consecuencias de lo rid�culo en la vida pro�fesional. G�rmenes y est�mulos del rid�culo: en el ho�gar y en la escuela. Palabras al maestro.

 
   
MISTRAL, Gabriela. La escuela nueva en nuestra Am�rica. Amauta: N� 10; p�gs. 4-5. (651
Trata sobre: la Argentina y el estado de su educaci�n; el Estado docente; los maestros; la escuela nueva; los padres; nacionalismos.  
�Derechos del ni�o. Amauta: N� 12; p�g. 32. (652

Justifica los siguientes: I, derecho a la salud plena, al vigor y a la alegr�a; II, derecho a los oficios y e las profesiones; III, derecho a lo mejor de la tradici�n; IV, derecho a la educaci�n maternal; V, derecho a la libertad; VI, derecho a nacer bajo legislaciones decoro y VII, derecho a la ense�anza secundaria.

 
   
RODRIGUEZ FABREGAT, Enrique. Declaraci�n de los derechos del ni�o. Amauta: N� 12; p�g. 13.  (653
   
VELASQUEZ, Carlos A. La nueva educaci�n. Amauta: N� 2; p�gs. 25-26. (654
Afirma que toda educaci�n debe apoyarse en funda�mentos de orden biol�gico, sicol�gico, econ�mico, e idealista o �tico-filos�fico; y de ello deriva la necesi�dad de una "pol�tica pedag�gica" que se oriente en conformidad con esos fundamentos.  
�Los tests psicol�gicos y la nueva educaci�n. Amauta: N� 6; p�gs. 14-16.  (655

Aborda los siguientes temas: valor experimental de los tests, y las etapas de su conformaci�n; diversas orientaciones que pueden regir la estandarizaci�n de los tests; utilidad de los tests; y controversia entre arist�cratas y dem�cratas de la inteligencia.

 
�El problema de la nueva educaci�n. Amau�ta: N� 17; p�gs. 31-39. (656

Estudia el problema a trav�s de los aspectos siguien�tes: 19, el esp�ritu de postguerra; 29, la preponderancia de las nuevas fuerzas (o sea, influencia de la econo�m�a en la crisis espiritual); 39, el inconformismo y las reformas educacionales; 4�, la voz de los hechos, en las experiencias educacionales de Alemania, Inglaterra, Francia e Italia; 59, las bases de las nuevas reformas educacionales (puntualizadas en los factores axiol�gico o doctrinario, paidol�gico, sociol�gico, t�cnico, econ�mico, magisterial y cultural).

 
   
VIVAR, V�ctor E. La escuela �nica. Labor: N� 3; p�g. 2.  (657
   
WIESSE, Mar�a. El ni�o y el sentido de lo ma�ravilloso. Amauta: N� 5; p�gs. 33-34. (658
   

ORGANIZACI�N Y CRITICA DE LA EDUCACION

 

1: EN EL PERU

 
   
GALVAN, Luis E. El conocimiento paidol�gico del ni�o peruano. Amauta: N� 12; p�g. 29. (659

Fija las diferencias entre Paidologia y Pedagog�a. Sos�tiene que es necesario ir hacia el conocimiento del ni�o peruano, para librar a la educaci�n escolar de las improvisaciones y de las absurdas estandarizaciones.

 
�La psico-pedagogia de los ex�menes. Amauta: N� 20; p�gs. 58-63. (660

Presentando a la rutina como "se�ora de la mente", advierte que las pruebas escolares no son un �ndice del saber efectivo de los alumnos, sino de la memoriza�ci�n mec�nica o de la suerte. Estima que esto defor�ma la personalidad del alumno, y apela a la autori�zada opini�n de Giner de los R�os. Discute luego la posibilidad de sustituir o abolir las vigentes formas de examen, pero opina que a esto se opone la impro�visaci�n de los orientadores de la educaci�n. Y con�cluye afirmando, desalentado, que en el Per� "toda-v�a hay cabezas sobre los hombros como adoquines en las calles".

 
�La orientaci�n educacional de los j�venes. Amauta: N� 24; p�gs. 27-36. (661

Considera que es necesaria la introducci�n del examen sicot�cnico de los estudiantes, para establecer el gra�do de aprovechamiento del alumno y su orientaci�n profesional. Trata sobre: el producto que arrojan nues�tras escuelas y colegios; el problema de la organiza�ci�n cient�fica de las actividades humanas; el Bien que produjo el Mal de la Guerra (fue la ubicaci�n del hombre seg�n. su capacidad); la orientaci�n profesio�nal como un problema s�co-tecnol�gico; la selecci�n individual y la orientaci�n profesional; las cartillas argentinas de "Orientaci�n Educacional"; lo que se ha intentado en el Per� sobre la orientaci�n educa�cional.

 
   
MARIATEGUI, Jos� Carlos. El proceso de la ins�trucci�n p�blica en el Per�. Amauta: Nos. 14, 15 y 16; p�gs. 6-8, 13-14 y 22-24. (662

Considera que "la educaci�n nacional no tiene el es�p�ritu nacional: tiene m�s bien un esp�ritu colonial y colonizador". En el proceso de su desarrollo "se cons�tata la superposici�n de elementos extranjeros insu�ficientemente combinados, insuficientemente aclimatados": la herencia espa�ola (con prejuicios nobiliarios y aficiones burocr�ticas, que alejaban a los educandos del campo y de las industrias, y con notable defi�ciencia para liberarse del medioevo); la influencia francesa (que acentu� la orientaci�n literaria y ret�rica); y la influencia norteamericana (propugnada por Manuel Vicente Villar�n, y que comienza a seguirse en 1895, se explica por el impulso de la econom�a capitalista en el Per�, y fue adoptada por la reforma de 1920). Luego critica la reforma, le opone su ideolog�a, y esclarece los fundamentos de las otras diversas ideo�log�as que participan en las corrientes educacionales seguidas en el Per�.

 
   
SAL Y ROSAS, Federico. La ense�anza p�blica en el Per� �cumple su misi�n social? Amauta: N� 27; p�gs. 88-89. (663
Enjuicia la pol�tica educativa, intentando establecer si "nuestra organizaci�n escolar consulta las condicio�nes geogr�ficas, �tnicas y sociales del pa�s"; y, desde un punto de vista doctrinario-social, confronta las relaciones de la ense�anza y el nacionalismo.  
   

2: EN AMERICA

 
   
CASTILLO, Luciano. "C�mo educa el estado a tu hijo", por Julio R. Barcos. Amauta: N� 10; p�gs. 79-80. (664
   
GALVAN, Luis E. El plan de la reforma educa�cional en Chile. Amauta: Nos. 18 y 19; p�gs. 59-66 y 77-83. (665

Expone la g�nesis de la reforma (llevada a cabo por el escritor Eduardo Barrios, como Ministro de Educa�ci�n en el Gobierno del General Ib��ez), los aspectos b�sicos que la fundamentaron y su armaz�n filos�fica. Luego destaca las principales innovaciones de la reforma: la unidad de la funci�n educacional; autono�m�a de la funci�n y descentralizaci�n de la ejecuci�n; obligatoriedad y gratuidad de la ense�anza; la co�educaci�n; la escuela, convertida en comunidad vital; diferentes tipos de escuelas para el proceso de la edu�caci�n; organizaci�n de la escuela unificada; organi�zaci�n del mecanismo t�cnico-administrativo; car�cter t�cnico de los jefes de la administraci�n educacional; supresi�n del centralismo; abolici�n del rutinarismo pedag�gico; maestros electores y congresantes; y co�operaci�n de los ricos en :a empresa educativa. Des�graciadamente, el proyecto de reforma no fue seguido, renunci� el Ministro Barrios, y el movimiento organi�zativo de los maestros fue reprimido.

 
   

3: EN OTROS PAISES

 
   
ACOSTA CARDENAS, Miguelina. Los educacionistas suizos piden la abolici�n de la milicia. Amauta: N� 11; p�gs. 99-100. (666
   
LUNATCHARSKY, Anatolio. La educaci�n p�blica en Rusia. Amauta: N� 27; p�gs. 15-16. (667
Es parte del informe presentado al d�cimo cuarto Con�greso Sovi�tico Pan-ruso, y menciona las conquistas educacionales alcanzadas por el Gobierno ruso entre 1924 y 1929.  
   

EDUCACION UNIVERSITARIA

 
   

1: EN EL PERU

 
   
ARCA PARRO, Alberto. El profesor Tello y la reforma universitaria. Amauta: N� 14; p�gs. 28-30. (668

Critica los conceptos emitidos por el doctor Julio C. Tello en su libro sobre la "Reforma Universitaria", re�firi�ndose sucesivamente a los siguientes temas: el re-ceso de la Universidad; la autonom�a universitaria, la Universidad taylorizada; principios de administraci�n universitaria; la investigaci�n cient�fica en la Uni�versidad; y la reforma de la Universidad.

 
   
FERNANDEZ, Luis An�bal. La universidad reac�cionaria. Amauta: N� 12; p�g. 30. (669
Califica como "la m�s detestable reacci�n" el per�odo que comenz� con la elecci�n del Rector Manzanilla, en 1927. Eleva el problema de la Universidad de San Marcos a la categor�a de problema nacional, y plantea la iniciaci�n de una discusi�n abierta sobre las bases de la reforma.  
   
GALVAN, Luis E. �Qu� hace nuestra Universi�dad por la investigaci�n cient�fica? Amauta: N� 6; p�gs. 5-8. (670
Nacionalismo y cultura: llegan a tener rigurosa con�junci�n. La misi�n de las Universidades. �Cu�l es la tendencia representada por nuestra Universidad de San Marcos?: la tradicional latina, moldeada en Par�a, Pav�a y Salamanca.  
   
MARIATEGUI, Jos� Carlos. La reforma universi�taria. Amauta: Nos. 12 y 13; p�gs. 3-8 y 13-15. (671

Incluye los siguientes cap�tulos: I, ideolog�a y reivin�dicaciones de la reforma; II, pol�tica y ense�anza uni�versitaria en la Am�rica Latina; III, la Universidad en el Per�; y IV, reforma y reacci�n. En el primero, revisa la ideolog�a esbozada por algunos cr�ticos de la Reforma Universitaria y plantea los postulados fundamentales de �sta, de acuerdo con el Congreso Interna�cional de Estudiantes celebrado en M�xico el a�o 1921. En el segundo, trata sobre las experiencias de las uni�versidades de Montevideo y Buenos Aires. En el tercero, demuestra c�mo supervivia la colonia en la Universi�dad y se refiere al movimiento renovador de 1919. El cuarto cap�tulo es principalmente pol�tico, y a tra�v�s de �l ataca al "civilismo", entronizado en la Uni�versidad Mayor de San Marcos. Concluye, planteando "ponencias b�sicas" para la reforma.

 
   
ORREGO, Antenor. Cultura universitaria y cul�tura popular. Amauta: N� 16; p�gs. 35-36. (672
Afirma que es la conexi�n entre el pueblo y la Uni�versidad lo que determina el car�cter hist�rico de la cultura. Pero en el Per� no ha existido esta conexi�n, y por eso "no hemos tenido una cultura".  
   
PAZ SOLDAN, Carlos Enrique. Los seminarios en la nueva Universidad. Amauta: N� 1; p�g. 38. (673
   
RAMIREZ CASTILLA, Samuel. El sentido social de la reforma universitaria. Amauta: N� 20; p�gs. 85-86.  (674

Quiere teorizar, elevando a la categor�a de doctrina la necesidad de implantar una reforma que "vitalice" a la Universidad.

 
   
UNIVERSIDAD DEL CUZCO. Bases para refor�mar la Universidad del Cuzco. Amauta: N� 10; p�gs. 52-53. (675

En 37 par�grafos se expresan los principios y las po�nencias b�sicas de una proyectada reforma. Firman: Fortunato L. Herrera, Jos� Gabriel Coss�o, Luis E. Valc�rcel, J. Uriel Garc�a, Leandro Pareja, Alberto Ara�n�bar P. y J. S. Garc�a Rodr�guez.

 
   
VELASQUEZ, Carlos A. La ense�anza de la Psi�colog�a en la Universidad Mayor de San Mar�cos. Amauta: N� 11; p�gs., 27-28. (676

Presenta la ense�anza de la Psicolog�a como un caso del estancamiento sufrido por la educaci�n universita�ria. Critica el plan seguido, la manera de aprender que los alumnos tienen, y propone reformas.

 
Actividades del estudiantado universitario  
   

2: EN AMERICA

 
   
CASTILLO, Luciano. "La reforma universitaria", por Julio V. Gonz�lez. Amauta: N� 9; p�g. 42   (677
�"La cultura frente a la Universidad", por Carlos S�nchez Viamonte. Amauta: N� 15; p�gs. 42-43. (678
   
MARTINEZ DE LA TORRE, Ricardo. La refor�ma universitaria en la Argentina. Amauta: Nos. 30, 31 y 32; p�gs. 48-52, 35-40 y 37-48. (y 53-64).

(679

Considera el movimiento de reforma universitaria como manifestaci�n inicial del revolucionarismo peque�o-burgu�s, y por eso no traza sus caracter�sticas educa�cionales, sino su importancia y sus repercusiones de orden pol�tico. En consecuencia, aborda los siguientes temas: 1, or�genes de la reforma; 2, composici�n social de la universidad; 3, los factores que influyeron en la reforma; 4, el car�cter peque�o-burgu�s de la reforma; 5, la "justicia social" en la reforma; 6, las universidades populares; 7, el anticlericalismo de la reforma; 8, el car�cter continental de la reforma; 9, el antiimperialismo de la reforma; 10, europe�smo y antieurope�smo; y 11, la lucha de clases y la reforma.

 
   
SANCHEZ VIAMONTE, Carlos. La Universidad y la vocaci�n pol�tica del siglo. Amauta: N� 3; p�g. 37. (680

Enfoca la declamatoria agitaci�n de las cuestiones so�ciales en las universidades argentinas, suced�nea de la reforma.

 
�La cultura frente a la Universidad. Amauta:N� 1; p�gs. 7-8. (681

"Como fruto genuino del Estado Individualista y de la intriga politiquera, la Universidad latinoamericana si�gue siendo una venerable mixtificaci�n": "debemos crear la Universidad libre".

 
   
VASQUEZ DIAZ, Manuel. "Del taller universita�rio", por Carlos S�nchez Viamonte. Amauta: N. 3; p�gs. 42-43. (682
�"La reforma universitaria", por Gabriel del Mazo. Amauta: N� 8; p�gs. 42-43. (683
   

3: EN OTROS PAISES

 
   

EDUCACI�N DEL INDIO

 
   

ACOSTA CARDENAS, Miguelina. Escuelas rurales ambulantes para la educaci�n de los ni�os id�genas. Amauta: N� 12; p�gs. 38-39.

(684
   
ACURIO, C�sar. La escuela hogar. Amauta: Nos. 23 y 24; p�gs. 22-34 y 65-74. (685

Llam�ndolo "proyecto de un nuevo tipo de escuela in�d�gena", los autores realizan un sugestivo trabajo de cr�tica en torno a los ensayos de educaci�n del indio y aportan observaciones personales bastante estima�bles. Tratan sobre: la agrupaci�n ind�gena; el hogar y el ni�o; la educaci�n ind�gena; cr�tica de las escue�las (escuelas ambulantes e internados ind�genas); la escuela hogar y sus postulados. "La escuela debe ser para la comunidad y la comunidad para la escuela" �sostienen, resumiendo sus puntos de vista. Y luego esbozan el plan de la escuela hogar, refiri�ndose es�pec�ficamente a docencia y alumnado; local, mobi�liario y �tiles; parte econ�mica; algo de organizaci�n.

 
   
ARIAS, Mar�a Judith. La escuela hogar. Amauta:Nos. 23 y 24; p�gs. 22-34 y 65-74. (686
En colaboraci�n con C�sar Acurio. V�ase: (685.  
   
COX, Carlos Manuel. El indio y la escuela en M�xico. Amauta: N� 15; p�gs. 15-17. (687

Comienza refiri�ndose a la importancia que el proble�ma ind�gena tiene en Am�rica, debido a la densidad de la poblaci�n ind�gena; y a continuaci�n aplica este criterio a la realidad de M�xico. Aborda los siguientes temas: el sentido de la educaci�n rural; escuelas y ejidos; situaci�n del Departamento de Escuelas Rura�les e incorporaci�n cultural ind�gena; la Casa del Es�tudiante Ind�gena; el porvenir de las escuelas rurales.

 
   
ENCINAS, Jos� Antonio. Algunas consideracio�nes sobre la educaci�n del indio en el Per�. Amauta: N� 32; p�gs. 75-79. (688

Jos� Antonio Encinas acepta errores, al concebir el marxismo como "concepci�n econ�mica del mundo", y al indio como el "�nico proletario peruano"; conse�cuentemente, deriva otros, de �ndole econ�mica y so�cial. Pero acierta, al destacar que entre los aspectos positivos de la obra de Jos� Carlos Mari�tegui se cuen�ta su campa�a en favor de la transformaci�n de la escuela, como medio de impulsar la evoluci�n de' Pe�r�; y, al lado de su agitaci�n del problema del indio, menciona su defensa de la necesidad de entronizar la escuela en la comunidad �o ayllu� para que el indio se interese en la, labor de la escuela y contribuya a su desarrollo. Jos� Antonio Encinas justifica amplia-mente estos puntos de vista, y explica los fundamentos en que se apoyan.

 
   

ACCION GREMIAL DE LOS MAESTROS

 
   

ASOCIACION GENERAL DE PROFESORES DE CHILE. Mensaje a los maestros de Am�rica. Amauta: N� 6; p�g. 36.

(689
   
BARCOS, Julio R. La Convenci�n Internacional de Maestros, de Buenos Aires. Amauta: N� 12; p�g. 8. (690
Breve rese�a sobre el origen de la Convenci�n, y la importancia que �sta tuvo como "un pacto de amistad entre educadores".  
   

INTERNACIONAL DEL MAGISTERIO AMERI�CANO. Protesta y llamamiento de la Amau�ta: N� 19; p�gs. 93-94.

(691
Contra la expulsi�n de maestros, ejecutada por el Go�bierno del General Ib��ez, en Chile.  
�Manifiesto. Amauta: N� 22; p�gs. 80-82. (692
Dirigido a la prensa libre, maestros y hombres dignos de Am�rica, para denunciar los atropellos cometidos por la dictadura del General Ib��ez contra los maes�tros que dirig�an la Asociaci�n General de Profesores de Chile y desempe�aban cargos de responsabilidad en la reforma educacional.  
   
INTERNACIONAL DE LOS TRABAJADORES DE LA ENSE�ANZA. Mensaje a la Primera Convenci�n Nacional de Maestros argentinos reunida en C�rdoba (Enero de 1929). Amauta: N� 22; p�gs. 76-80.  

Plantea a la Convenci�n la necesidad de estudiar tres problemas, a saber: la organizaci�n sindical de los maestros; las relaciones de los maestros argentinos con los trabajadores de la ense�anza del resto del mun�do; y la federalizaci�n de la ense�anza.

(693
�Despu�s del Congreso de Montevideo. Amauta: N� 31; p�gs. 78-73. (694

Rese�a la preparaci�n, el programa y la acci�n del II Congreso de Institutores de la Am�rica Latina, reunido en Montevideo durante el mes de febrero de 1930

 
   
MARINO MANYARI, Mois�s. Hacia el Primer Congreso de Normalistas. Labor: N� 7; p�g. 4. (695

Al ser elegido delegado de los maestros de Tarma ante el mencionado Congreso, que deb�a celebrarse en fe�brero de 1929, anticipa las expectativas cifradas en su realizaci�n.

 
   
MERCADO, Guillermo. Carta a los maestros del Per�. Amauta: N� 1; p�g. 16. (696

Inculca la convicci�n de que el maestro es un legitimo portador de justicia y de verdad. Olvidado por el Estado, el maestro forja individuos �tiles para la so�ciedad. El maestro, revolucionario.

 
   
NAVEA, Daniel A. Los aprendices brujos. Amau�ta: N� 26; p�gs. 87-90. (697

En su calidad de ex jefe de las escuelas normales de Chile, Daniel Navea se dirige a Le�n Jeunehomme, educacionista belga, contratado por el Gobierno de Chile para dirigir una "reforma" de la ense�anza, que neutralizara el mal efecto causado por el aplastamien�to de la efectiva Reforma auspiciada por los elementos de la Asociaci�n General de Profesores. Defiende los valores positivos de la Reforma, y reivindica la capaci�dad demostrada por los profesores chilenos, contra los ataques del se�or Jeunehomme.

 
   
SEGUEL, Gerardo. La reacci�n en Chile contra los maestros. Amauta: N� 23; p�gs. 81-83. (698

Sobre la disoluci�n de la Asociaci�n General de Pro�fesores de Chile y la expulsi�n de sus dirigentes, lle�vadas a cabo por el Gobierno del General Ib��ez en 1928.

 
�En defensa de la Asociaci�n General de Pro�fesores de Chile. Labor: N� 8; p�gs. 3-4. (699
Es trascripci�n del anterior.  
   

URQUIETA, Miguel Angel. Mensaje a la Conven�ci�n Internacional de Maestros de Buenos Ai�res. Amauta: N� 11; p�gs. 3-4.

(700

Cargando sus razonamientos de m�ltiples referencias, defiende la importancia social del maestro, en quien ve a un celoso conservador de los m s inapreciables valores humanos. Plantea la tarea d� redimir al maes�tro americano, asegur�ndole una vida digna.

 
   

ANTROPOLOGIA

 
   
DELGADO, M. Julio. Normas consuetudinarias y de cooperaci�n ind�gena en materia agrope�cuaria. Amauta: N� 27; p�gs. 86-88. (701
FRANCO, .Alejandro. El aymara del siglo XX. Amauta: N� 23; p�gs. 85-88. (702

Comprobando que "el indio actual piensa y hace", sos�tiene que en �l se ha verificado una transformaci�n que anuncia el despertar de la raza y favorece el destino de Am�rica.

 
GARCIA, J. Uriel. El nuevo indio. Amauta: N� 8; p�gs. 19-20 (y 25). (703

Estima la conquista del Per� como una "tragedia es�piritual", pues desvi� el desarrollo de la cultura incai�ca haci�ndole perder su espontaneidad: Se esfuerza por redimir del olvido la continuaci�n de la tradici�n In�caica a trav�s de los trescientos a�os del coloniaje: Y al tratar sobre la acci�n del conquistador en los Andes, juzga: "La emoci�n andina modific� el alma del espa�ol", franque�ndole el acceso a la actitud he�roica.

 

Con enmiendas y adiciones, apareci� posteriormente en: "El Nuevo Indio", ensayos indianistas sobre la sie�rra sur peruana (Cuzco, Editorial H. G. Rozas, 1930). V�ase: p�gs. 95-103.

 
ILLANES SOLIS, Belisario. El problema del indio en Bolivia. Amauta: N� 12; p�gs. 39-40. (704

La vida del indio en �l altiplano. Indumentaria y al�bergue del nativo. Higiene moral del aborigen. Algu�nas de sus costumbres t�picas; coca, alcohol y malas comidas. Sus tendencias hacia la agricultura y la ga�nader�a. Militarizaci�n del indio. Maestros id�neos pa�ra abor�genes. Ministerio pro-ind�gena, y leyes sociales protectoras de la raza aut�ctona.

 
LOPEZ ALBUJAR, Enrique. Sobre la psicolog�a del indio. Amauta: N� 4; p�gs. 1-2. (705
Sintetizando sus observaciones sobre el indio de Hu�nuco en 70 pinceladas, dice: "Una cosa es el indio en su ayllu, en su comunidad, en su vida �ntima, y otra en la urbe del misti, en sus relaciones con �l, como criado suyo o como hombre libre".  
PAREDES, Angel M. Carta. Amauta: N� 2; p�gs. 39-40. (706

Dirigida a Dora Mayer de Zulen, desde Quito, con fecha 22 de julio de 1926. Defiende la capacidad de todas las razas para desarrollar aspectos, de la cultura

 
PERALTA, Antero V. Amor de indio. Amauta: N� 11; p�g. 29. (707
Sostiene que "el tipo de amor de los indios no cabe dentro de ninguna clasificaci�n"; pero define este tipo de amor, como ingenuo, "sin refinamiento alguno que haga presumir la lubricidad y sin emotividad pro-funda que lleve hasta la pasi�n".  
�El indio no es pante�sta. Amauta: N� 15; p�gs. 24-25. (708

Rechaza aquellas opiniones que le atribuyen al indio una m�stica pante�sta. Y, para fundamentar su aserto, se remonta a la �poca de los incas, diciendo que "la concepci�n metaf�sica m�s generalizada de entonces era la del heliozc�smo"; o refiriendo que "en algunos lu�gares se entreven huellas de animismo fetichista en la sicolog�a ind�gena".

 
ROMERO, Emilio. La costumbre ind�gena y el derecho. Amauta: N� 14; p�gs. 27-28. (709

Se�ala algunos aspectos del derecho consuetudinario Ind�gena, para enmendar el olvido de los legisladores peruanos. Dichos aspectos son: la permuta, la compra-venta, la sociedad, el pr�stamo, el contrato de tra�bajo, la denominaci�n de las tierras y las importantes consecuencias de su confusa nomenclatura; medidas agrarias ind�genas. Conclusi�n.

 
TAMAYO, Franz. Carta americana para americanos. Amauta: N� 3; p�gs. 32-35. (710

Reivindicando la incomprensi�n del esp�ritu de la "ra�za americana" explica, con ejemplos, que puede deberse a razones: de tiempo, de espacio o distancia, de deficiencia intelectiva, de incomprensibilidad .propia del objeto estudiado, de heterogeneidad de almas y de naturaleza.

 
VALCARCEL, Luis E. Detr�s de las monta�as. Amauta: N� 2; p�gs. 8-9. (711

Trata sobre la vida en los ayllus, destacando la parti�cipaci�n que en ella tiene la mujer que trabaja; son un mundo, donde los indios viven "ignorados e igno�rantes de la pomposa civilizaci�n europea". Adem�s, explica el origen de la "hipocres�a" india y describe la realidad de los poblachos mestizos.

 
�Los nuevos indios. Amauta: N� 9; p�gs. 3-4. Biblioteca Amauta, 1927 (p�gs. 81-89). (712
Cap�tulo de "T�mpestad en los Andes": Lima, Biblioteca Amauta, 1927 (p�gs. 81-89).  

Describe varios tipos de indios cuya sensibilidad se abre a los est�mulos de la vida contempor�nea, a saber: el "ponguito" que sirve en la casa del amo y es reque�rido por la ni�a; los feligreses que aprovechan la au�sencia del aura, para desertar de la Iglesia y clausurar el templo; los indios, siempre castigados, que hallan la amistad del pastor adventista; y los que salen de la escuela.

 
�Sobre peruanidad. Amauta: N� 26; p�gs, 100‑ 101. (713

Distingue el Per� indio y el Per� moderno o ibero-americano. Pero, bajo la influencia de una reciente lectura de Frobenius, hace afirmaciones verdaderamente inexactas. Por ejemplo: "Fuerte unidad y vita�lidad de estilo tiene el Per� indio, sus usos y costum�bres inmemoriales apenas si han variado"; el Per� "sigue siendo el hogare�o recinto de una antiqu�sima raza que descansa, en sue�o fruct�fero, de gloriosas haza�as". Tal concepci�n es resultado de una vieja manera de contemplar al indio, como a un ser que ha proyectado todas las facultades de su alma en con-templar el pasado y mira con hostilidad la obra de los "conquistadores". En realidad, el indio es due�o de un notable poder de adaptaci�n, sabe comprender los beneficios del progreso, y puede construir su porvenir.

 
   

FOLKLORE

 
   
DELGADO, M. Julio. Coreograf�a del siclla. La�bor: N� 10; p�gs. 7-8. (714

Interpretaci�n de un baile indio, cuyas evoluciones compara con el ceremonial de la Real Audiencia esta�blecida durante el coloniaje.

 
SABOGAL, Jos�. Los "mates" y el yarav�. Amau�ta: N� 26; p�gs. 18-20. (715
Nota sobre el arte an�nimo de los indios peruanos, Ilustrada con reproducciones de los dibujos grabados en los "mates" serranos.  
   

SOCIOLOGIA

 
   

ARBULU MIRANDA, Carlos. "La civilizaci�n Contempor�nea", por Luis L�pez de Meza. Amauta: N� 3; p�g. 43.

(716
CHAVEZ LEON, Fernando Luis. "La conciencia social", por Angel M. Paredes. Amauta: N� 11; p�g. 43. (717
GARRO, J. Eugenio. El progreso como s�ntoma de evoluci�n social. Amauta: N� 25; p�gs. 45-52. (718
INGENIEROS, Jos�. Terru�o, naci�n, humanidad. Amauta: N� 2; p�gs. 17-19. (719

El terru�o es la patria del coraz�n: el amor al terru�o es un imperativo natural. La naci�n es la patria de la vida civil: el patriotismo nacional se extiende al ho�rizonte pol�tico; el trabajo y la cultura son los sillares de la nacionalidad. La humanidad es la patria del ideal: el patriotismo humano abarca el horizonte cul�tural; la armon�a de los pueblos es la entelequia de la humanidad.

 
   

DERECHO

 
   
CASTILLO, Luciano. "El habeas corpus", por Carlos S�nchez Viamonte. Amauta: N� 11; p�g. 43. (720
CASTRO MORALES, M. Estados Unidos en la historia del Derecho. Amauta: N� 9; p�gs. 29‑32. (721

Tanto en la Historia del Derecho Constitucional, como en la Historia del Derecho Internacional P�blico, Esta-dos Unidos no nos da una concepci�n nueva: mantie�ne la Idea del Estado-poder.

 
COX, Carlos Manuel. Spengler y el Derecho. Amauta: N� 13; p�g. 31. (722

Expone aquella concepci�n spengleriana, seg�n la cual falta a la cultura f�ustica culminar en el derecho la acci�n de sus grandes sistemas. Lo critica, apoy�ndose parcialmente en Keyserling; y afirma que si la cultura occidental est� en decadencia, tambi�n est� en deca�dencia su derecho.

 

DELGADO, M. Julio. Normas consuetudinarias y de cooperaci�n ind�gena en materia agrope�cuaria. Amauta: N� 27; p�gs. 86-88.

(723
JIMENEZ DE ASUA, Luis. Los delitos pol�tico‑sociales. Amauta: N� 13; p�gs. 7-8. (724

Trata sobre: la delincuencia evolutiva; peligrosidad y defensa de clase; represi�n del delito pol�tico; el estado presente; la soluci�n correcta. Sostiene, fundamen�talmente, que "el solo procedimiento para dotar de paz a los pueblos y anular los delitos pol�ticos es la justicia, �nico remedio causal apropiado".

 
�La muerte buena. Amauta: N� 24; p�gs. 44‑49. (725
Desarrolla el siguiente sumario: I, concepto de la Eu�tanasia; II, bibliograf�a reciente (de la eutanasia); III, la defensa (de la eutanasia); IV, la repulsa (de la euta�nasia); y V, eutanasia m�dica y homicidio compasivo.  
�Libertad de amar. Labor: N� 3; p�gs. 1 (y 8). (726

Trata sobre: la crisis del matrimonio; el ejemplo de Rusia; el verdadero concepto de la libertad de amar. Y en la conclusi�n expresa su esperanza de que, en un futuro pr�ximo, "cuando se hayan barrido las trabas que ahora nos ligan a convencionalismos formalistas, el mejoramiento de las razas se cumplir� autom�ticamente".

 
MATEU CUEVA, Augusto. El factor econ�mico de la delincuencia. Amauta: N� 23; p�gs. 88-90. (727
MAYER DE ZULEN, Dora. La idea del castigo. Amauta: N� 3; p�gs. 35-36.  (728

Considera que el pueblo de La Oroya, al matar al co�misario Dittman, reaccionando contra sus abusos, no hizo otra cosa que castigar �stos, actuando como juez. Versi�n de las doctrinas penales expuestas en el juicio.

 
�La f�rmula Kellog. Amauta: N� 5; p�gs. 9 (729

Sobre la f�rmula arbitral propuesta por los Estados Unidos, para solucionar el conflicto entre Per� y Chile: cesi�n de Tacna y Arica a Bolivia.

 
MEXICO. Debate sobre la ciudadan�a hispano-americana. Amauta: N� 15; p�gs. 18-21. (730

Reproduce el discurso pronunciado en el Senado por Riginio Alvarez, sosteniendo su "iniciativa de acuer�do" sobre la creaci�n de la ciudadan�a hispanoameri�cana; el dictamen de la comisi�n nombrada para es�tudiar la iniciativa, as� como la reforma que de �sta hizo aquella comisi�n; y la discusi�n.

 
ORREGO. Antenor. "La ley como el cuchillo", por Carlos S�nchez Viamonte. Amauta: N� 14; p�g. 43. (731
ROMERO. Emilio. La costumbre ind�gena y el Derecho. Amauta: N� 14; p�gs. 27-28. (732

Se�ala algunos aspectos del derecho consuetudinario ind�gena, para enmendar el olvido de los legisladores peruanos. Dichos aspectos son: la permuta, la compra-venta, la sociedad, el pr�stamo, el contrato de trabajo, la denominaci�n de las tierras y las importantes consecuencias de su confusa nomenclatura; medidas agra�rias ind�genas. Conclusi�n.

 
SANCHEZ VIAMONTE, Carlos. La libertad individual contempor�nea. Amauta: N� 9; p�g. 34. (733

Los derechos individuales, inherentes a la persona hu�mana, concurren al mantenimiento del organismo so�cial. Verdaderos y falsos derechos individuales.

 
�Libertad y propiedad en el nuevo Derecho. Amauta: N� 10; p�gs. 7-8.  (734

Define los "verdaderos derechos individuales", como aquellos en los cuales "el sujeto y el objeto del de�recho se confunden e identifican"; son cualitativos y no cuantitativos. El habeas corpus es presentado, a continuaci�n, como acci�n y como procedimiento para conservar y retener la libertad individual.

 
�El nuevo Derecho. Amauta: N� 11; p�gs. 22-24. (735
Pr�logo a un libro del mismo t�tulo, original de Al�fredo L. Palacios.  
   

RELACIONES INTERNACIONALES

CONFLICTO ENTRE PERU Y CHILE

 
   
GUILLEN, Alberto. "Tacna y Arica", por Joa�qu�n Edwards Bello. Amauta: N� 5; p�g. 43. (736
MARIATEGUI. Jos� Carlos. El arreglo peruano-chileno. Amauta: N� 23; p�gs. 15-16. (737

Ante el arreglo de las diferencias peruano-chilenas, sur�gidas por la posesi�n de Tacna y Arica, Jos� Carlos Mari�tegui defiende �en nombre de AMAUTA� la po�sici�n fraternizadora de la izquierda peruana, y denun�cia la hip�crita demagogia de los latifundistas que hac�an propaganda chauvinista desde el Gobierno y que, a espaldas del pueblo, vend�an a Chile sus pro�ductos. Vaticina la futura uni�n de Chile y Per� en una federaci�n de rep�blicas socialistas de la Am�rica Latina.

 
MAYER DE ZULEN, Dora. Frente al imperialis�mo yanqui. Amauta: N� 6; p�gs. 2-3. (738
Pronunci�ndose contra el proyecto de establecer un protectorado de los Estados Unidos sobre las provincias de Tacna y Arica, en cuya costa se establecer�a una base naval.  
�El J�piter de Am�rica. Labor: N� 4; p�gs. 5-6.   (739

Afirma que Estados Unidos afianza su predominio en Am�rica, merced a la influencia de J�piter; y que su patrocinio troc� radicalmente las irreconciliables di�ferencias entre Per� y Chile, orientando ambos pue�blos hacia el arbitraje. Se pronuncia contra la Interna�cionalizaci�n de Arica �que Estados Unidos parec�a proyectar en cierta etapa de �ste�, y opta porque dicha plaza permanezca conquistada como Gibraltar o vuelva al seno de la Patria, como en su tiempo vol�vi� Calais al seno de Francia.

 
QUESADA. Ernesto. Carta. Amauta: N� 5; p�gs. 42-43. (740
Dirigida a Dora Mayar de Zulen, exponi�ndole opinio�nes sobre su op�sculo titulado "Tacna y Arica".  
   

DISPUTA POR EL CHACO

 
   

CONFEDERACION SINDICAL LATINO-AME�RICANA. Manifiesto contra la guerra. Amauta: N� 20; p�gs. 83-85. 

(741
Se inspira en los incidentes que hac�an temer una guerra entre Bolivia y Paraguay.  

CONFERENCIA SINDICAL SUDAMERICANA CONTRA LA GUERRA, Primera. Resoluci�n sobre los peligros de guerra en Am�rica Lati�na y particularmente entre Paraguay y Boli�via. Amauta: N� 23; p�gs. 92-94.

(742
INTERNACIONAL COMUNISTA, Secretariado Sudamericano de la. A los obreros y campesi�nos de Paraguay y Bolivia. Amauta: N� 28; p�gs. 93-94. (743

Presentando la propaganda oficial sobre el peligro de una guerra entre ambos pa�ses, como favorable a las maniobras de los caudillos pol�ticos.

 
MAROF, Trist�n. Ni a Bolivia ni al Paraguay les interesa econ�micamente el territorio del Cha�co. Labor: N� 6; p�g. 1. (744
RABINES, Eudocio. La disputa del Chaco. Amau�ta: N� 23; p�gs. 73-77. (745

Determina la realidad geogr�fica de la zona en dispu�ta; describe la fisonom�a socio-econ�mica de Bolivia y Paraguay, haciendo ver el grado de penetraci�n de las empresas extranjeras; y presenta el petr�leo como eje de la disputa.

 
VALDEZ, Abraham. La disputa internacional por el Chaco. Amauta: N� 22; p�gs. 88-92. (746

Con el alarmante subtitulo de "Bolivia y Paraguay, pa�ses beligerantes", trata los temas siguientes: el Cha�co; 50 a�os de controversia; el conflicto y la amenaza de guerra; llamados pacifistas y giro que toma el con�flicto; algunos puntos de vista.

 
   

INTERVENCION NORTEAMERICANA EN NICARAGUA

 
   
BARBUSSE, Henri. Carta al general Sandino. Amauta: N� 16; p�gs. 92-93.  (747
Saludando en �l a un soldado de la causa de las razas y nacionalidades oprimidas.  
MAROF, Trist�n. Espartacus y Sandino. Amauta: N� 14; p�g. 26. (748

Expresando la unanimidad de la admiraci�n con que el mundo contemplaba la resistencia de Sandino con�tra la intervenci�n yanqui en Nicaragua.

 
ROLLAND, Romain. Mensaje. Amauta: N� 6; p�g. 4. (749

Dirigido al comit� de la A.P.R.A. en Par�s, asoci�n�dose a un mitin de protesta contra la intervenci�n yanqui en Nicaragua.

 
SANDINO, Augusto C�sar. Mensaje. Amauta: N� 16; p�g. 1.  (750

Dirigido a la nueva generaci�n de trabajadores ma�nuales e intelectuales de Am�rica Latina, por inter�medio de AMAUTA. Fechado en El Chipot�n, a 20 de mayo de 1928.

 
�Carta. Amauta: N� 20; p�gs. 94-95. (751

Dirigida a Luis Araquistain, desde El Chipot�n, el 31 de julio de 1928. Aplaude la honradez que Araquistain demuestra en su libro sobre "La Agon�a Antillana", al defender a los pueblos amenazados por la expansi�n imperialista.

 
UGARTE, Manuel. Manifiesto. Amauta: N� 16; p�g. 34. (752

En defensa de la independencia de Nicaragua, lesio�nada por la intervenci�n yanqui. Lo respalda la adhe�si�n de agrupaciones universitarias hispanoamericanas.

 
UNION LATINOAMERICANA. Resoluci�n. Amauta: N� 11; p�g. 36.  (753
Acordando enviar a Nicaragua una Delegaci�n Popu�lar Latinoamericana.  
   

AMERICA LATINA CONTRA EL IMPERIALISMO

 
   
BASADRE, Jorge. Mientras ellos se extienden. Amauta: N� 9; p�gs. 9-13.  (754

Cronolog�a sint�tica de la reciente acci�n yanqui al norte de Panam�; en Nicaragua, Honduras, Cuba, Puerto Rico, Hait�. Santo Domingo y Costa Rica. El Per� y el capital yanqui: especialmente en cuanto a la industria del petr�leo.

 
   
MARTINEZ DE LA TORRE, Ricardo. Ellos y no�sotros. Amauta: N�. 9; p�g. 35. (755
Bosquejo de la Ideolog�a antiimperialista de los pa�ses latinoamericanos, frente a la sistem�tica expansi�n de los Estados Unidos.  
MAYER DE ZULEN, Dora. Carta. Amauta: N�. 2; p�g. 40.  (756

Dirigida a Angel M. Paredes. Tiene especial inter�s por la escasa visi�n pol�tica que demuestra, al consi�derar que la rivalidad de Jap�n y Estados Unidos po�dr�a influir en la liberaci�n de Am�rica Latina.

 
ULLOA, Alberto. Mensaje a la juventud de Pa�nam�. Amauta: N� 2; p�g. 32.   (757
Propugna la lucha por la liberalizaci�n de Panam�, y la internacionalizaci�n del Canal.  
   

PUNTOS DE VISTA AMERICANISTAS

 
   

ALIANZA POPULAR REVOLUCIONARIA AMERICANA, C�lula de Par�s. Manifiesto. Amauta: N� 18; p�gs. 86-87. 

(758

En favor del proyecto sobre la ciudadan�a continental, discutido en el Senado de M�xico. Presenta la ciuda�dan�a continental como un arma utilizable en la lu�cha "contra el conquistador extranjero y contra las oligarqu�as feudales vendedoras del patrimonio nacio�nal".

 
CARRANZA, Luis. Indo-hispanismo. Amauta: N� 18; p�g. 94. (759
Con esta denominaci�n pretende englobar los problemas del latinoamericanismo y el indoamericanismo.  
ESPINOZA BRAVO, Carlos Alberto. Nuestra mi�si�n ante los destinos de Am�rica. Amauta: N� 20; p�gs. 86-90. (760

Define el nuevo esp�ritu del mundo como resultado de la lucha que el pasado sostiene "con el presente y con las fuerzas porveniristas". A la decadencia de Occiden�te auscultada por Spengler, opone la realizaci�n del destino de Am�rica; y, atendiendo a la realidad, esti�ma que, para alcanzar su destino, los pueblos de Am�-rica deben formar un "frente �nico contra todos los imperialismos". Am�rica podr� forjar una nueva cul�tura y salvar los destinos de la humanidad: la juventud debe cumplir tal misi�n.

 
�"El desfile de banderas". Amauta: N� 28; p�gs. 87-89.  (761
Se refiere al significado antiimperialista del desfile organizado por la redacci�n de la revista "Universi�dad", en Bogot�, como demostraci�n de fraternidad hispano-americana.  
FERNANDOIS, Francisco Javier. Mensaje a los estudiantes y obreros peruanos. Amauta: N� 7; p�g. 34. (762
Como ex Presidente de la Federaci�n de Estudiantes de Chile, se pronuncia por el "acercamiento peruano-chi�leno", cualesquiera que sean las circunstancias que los intereses creados produzcan". Plantea y esboza un programa de solidaridad continental.  
   
GALLEGOS, Gerardo. No existen nacionalidades en nuestra Am�rica. Amauta: N� 13; p�g. 33. (763
Eco del poderoso influjo ejercido por la pol�tica boli�variana.  
GOICOCHEA, Eduardo J. Hacia la uni�n de los pueblos de la Am�rica Latina. Amauta: N� 7; p�gs. 34-35. (764

Al volver de Chile, estima que los incidentes diplom�ticos no son eco de la "transformaci�n radical del pensamiento que orienta al pueblo hacia la uni�n de�finitiva y fraterna con el Per�".

 
GUILLEN, Alberto. "Am�rica", por Arturo Cap�devilla. Amauta: N� 5; p�g. 43. (765
MARTINEZ DE LA TORRE, Ricardo. Por la uni�n de los pueblos de la Am�rica Latina. Amauta: N� 11; p�g. 19. (766

Sobre el proyecto discutido en las c�maras legislativas de M�xico, planteando el reconocimiento de la ciudada�n�a continental.

 
MAYER DE ZULEN, Dora. Am�rica para la humanidad. Amauta: N� 9; p�gs. 14-16. (767

Como oposici�n a la f�rmula que ha popularizado la Doctrina de Monroe, plantea Dora Mayer el lema con que encabeza el art�culo. Afirma que Estados Unidos es un pa�s sin nombre.

 
MEXICO. Debate sobre la ciudadan�a hispano‑americana. Amauta: N� 15; p�gs. 18-21. (768

Reproduce el discurso pronunciado en el Senado por Higinio Alvarez, sosteniendo su "iniciativa de acuer�do" sobre la creaci�n de la ciudadan�a hispanoameri�cana; el dictamen de la comisi�n nombrada para es�tudiar la iniciativa; as� como la reforma que de �sta hizo aquella comisi�n; y la discusi�n.

 
ORREGO, Antenor. El gran destino de Am�rica. Amauta: N� 12; p�gs. 13-14. (769

Se propone definir "que es Am�rica", como realidad y como caso hist�rico. Y lo hace en los siguientes par�grafos: La Am�rica, desgarr�n hist�rico; Am�rica, crisol de razas y de pueblos; Am�rica, s�ntesis de cultu�ras; Am�rica, equ�voco de Am�rica; y, Am�rica hac�a su americanizaci�n.

 
SANCHEZ VIAMONTE, Carlos. Am�rica, universalidad. Amauta: N� 16; p�gs. 25-26. (770

Opina que el siglo XX ha de ser "el comienzo de la era de Am�rica". Pero en �sta se oponen dos tipos hu�manos, el saj�n y el latino. Y como "la evoluci�n humana conduce a la solidaridad por el camino de la universalidad, se ha discutido si �sta se lograr�, en Am�rica, mediante el cosmopolitismo o el internacio�nalismo". O bien, se ha opuesto dos f�rmulas: "Am�rica para los americanos", que envuelve un prop�sito imperialista de los Estados Unidos; y "Am�rica para la humanidad", que representa la resistencia idealista de los latinos.

 
UGARTE, Manuel. Manifiesto a la juventud latinoamericana. Amauta: N� 8; p�gs. 37-39. (771

Expone el malestar de la Am�rica Latina, refiri�ndose ligeramente a sus causas. Y a manera de conclusi�n, dice: "Basta de concesiones abusivas, de empr�stitos aventureros, de contratos dolosos, de des�rdenes en�d�micos, y de pueriles pleitos fronterizos".

 
UNION LATINO-AMERICANA. Mensaje. Amauta: N� 16; p�g. 34.  (772

Dirigido al Congreso Argentino, pidiendo la condonaci�n de las deudas de guerra que el Paraguay fue con�denado a pagar despu�s de la guerra de 1865-1870.

 
VALCARCEL, Luis E. Hay varias Am�ricas. Amauta; N� 20; p�gs. 38-40. (773
Anota que la divisi�n en Am�rica del Norte, del Centro y del Sur ha quedado invalidada por la especial pre�eminencia de las afinidades hist�ricas y las diferencias raciales. Atendiendo a la conquista y la colonizaci�n se habla de angloamericanos y latinoamericanos: m�s exacto ser�a adoptar las lenguas como base para una denominaci�n, o las razas.  
VASCONCELOS, Jos�. El nacionalismo en la Am�rica Latina. Amauta: Nos. 4 y 5; p�gs. 13‑16 y 22-24. (774

"Trabajo ardiente para comprometer el futuro, para obligarlo a que esplenda de gloria: as� definir�a yo nuestra manera de nacionalismo". Y, partiendo de esta definici�n, enjuicia las influencias del despotismo virreinal y del caudillaje; el recrudecido nacionalismo europeo de la postguerra y el ideal de Federaci�n Ame�ricana; y la acci�n del idioma. "La civilizaci�n es aho�ra un fen�meno realmente universal" �dice, estimando a un mismo tiempo que Am�rica no puede ser re�servada a una sola raza. Am�rica, como "ninguna otra zona del mundo, merece el t�tulo de pa�s riel futuro".

 
   

PROBLEMAS INTERNACIONALES CONTEMPORANEOS

 
   
ANDRADE, Juan. El imperialismo ya lucha de los pueblos coloniales. Amauta: N� 15; p�gs. 32-35. (775

Es el capitulo inicial del libro titulado "China contra el imperialismo": Madrid, Ediciones Oriente, 1928 (p�gs. 11-28). Se refiere al crecimiento de las tendencias ex�pansionistas, a partir de 1894. Define "lo que significa en Oriente la civilizaci�n occidental", vali�ndose del pensamiento de los nacionalistas revolucionarios que en las colonias luchan contra el imperialismo. Escla�rece la importancia del Pac�fico en las ambiciones in�ternacionales que se cruzan en la China. Y expone la situaci�n de Filipinas y Hawai.

 
CACHIN, Marcel. El imperialismo contra la U.R.S.S. Amauta: N� 25; p�gs. 85-89. (776

Extracto del discurso sobre la materia, pronunciado en el Parlamento franc�s el 4 de diciembre de 1928 (Ma�drid, Editorial Europa-Am�rica, s. f.).

 

Trata los siguientes temas: la U.R.S.S. partidaria de la paz; el imperialismo franc�s contra la revoluci�n rusa; el imperialismo polaco contra la U.R.S.S.

 
�El imperialismo contra la U.R.S.S. Bolet�n de Labor; p�g. 2. (777
COMO explica el conflicto ruso-chino el decano de la prensa burguesa. Bolet�n de Labor; p�g. 2. (778
CONFEDERACION SINDICAL LATINO-AMERICANA. Manifiesto. N� 25; p�gs. 89-91. (779
Sobro la ruptura de relaciones entre Rusia y China, ocurrida a principios de 1929.  
FALCON, C�sar. El orgullo ingl�s. Amauta N� 7; p�gs. 35-36. (780

Se refiere al conflicto anglo-chino de 1927. Y, en con�clusi�n, estima que Inglaterra hizo aparecer como gra�ciosa concesi�n el derecho arrancado por la acci�n na�cional del pueblo chino, para no menoscabar su "in�marcesible autoridad de dominadora del mundo".

 
MARIATEGUI, Jos� Carlos. La paz de Versalles. Amauta: N� 31; p�gs. 9-16. (781
Texto de una conferencia pronunciada en la Univer�sidad Popular.  

Juzga que el Tratado d� Versalles "est� en discusi�n permanente", porque "ha aportado nuevas causas de inquietud, de desorden y de malestar". Revive los propositos y los auspicios que dieron origen a la con�ferencia de Versalles, y hace ver c�mo fueron modificadas las bases de la paz aceptadas por Alemania, atendiendo al compromiso de los aliados y al programa de Wilson. Luego analiza el contraste existente entre lo que debi� ser la Sociedad de Naciones y lo que era, en la realidad. "No es tal Sociedad de Naciones": "es una sociedad de gobiernos, es una sociedad de Estados, es una liga del r�gimen capitalista"; y, en buena cuen�ta, "es un homenaje involuntario de la burgues�a a nuestro ideal proletario y clasista del internaciona�lismo".

 
�La intervenci�n italiana en la guerra. Amauta: N� 32; p�gs. 8-16. (782
Texto de una conferencia pronunciada en la Univer�sidad Popular.  

Esclareciendo las causas de la intervenci�n italiana en la guerra de 1914-18, opina que se debi� a causas eco�n�micas y no a causas diplom�ticas y pol�ticas, pues "Italia carec�a de libertad de acci�n, su neutralidad era imposible". Atribuye la derrota de Caporetto a la escisi�n producida en la retaguardia por los partida�rios de la neutralidad, pero advierte que "desde que empez� a ser fuerte el frente pol�tico empez� a ser fuerte el frente militar". Y, de la misma manera, la eficacia de la intervenci�n de Estados Unidos y la pro�paganda de Wilson, as� como la circunstancia de que la guerra no haya sido historiada por militares sino por pol�ticos y soci�logos, se explica �seg�n Jos� Car�los Mari�tegui�, por el derrumbe producido en el frente austro-alem�n cuando los generales no pudieron mantener en el pueblo la ilusi�n de una victoria. Termina, revisando brevemente la revoluci�n rusa y su influencia en el t�rmino de la guerra.

 
SHAW, Bernard. El famoso pacto Kellog es un monumento de estupidez. Labor: N� 5; p�g. 3. (783
   

Conflicto chino-japon�s

 
   
MARTINEZ DE LA TORRE, Ricardo. China con�tra el imperialismo. Amauta: N� 16; p�gs. 43-44. (784
   
HISTORIA  
   
HISTORIA DEL PERU  
   
BASADRE, Jorge. Caudillaje y acci�n directa. Amauta: N� 6; p�g. 11. (785

"El caudillaje es el resultado del choque entre la democracia y la realidad criolla"; "es un modo elemental de acci�n directa". El caudillaje desequilibra la democracia, pero desplaza a la oligarqu�a y encum�bra a la clase media, favoreciendo la democratizaci�n.

 
GARCIA, J. Uriel. La m�sica incaica. Amauta: N� 2; p�gs. 11-12. (786
Explicaci�n sobre las ra�ces hist�ricas y sociol�gicas de la huanca, el harawi, el huaino y la kjashua, y el hayarachi. "La m�sica india no es explosi�n senti�mental de la desesperanza": es la m�sica de "ese es�tado grave entre la realidad y la fantas�a".  
GARRO, J. Eugenio. Los "amautas" en la Historia peruana. Amauta: N� 3; p�gs. 38-39. (787
Origen de la palabra "amauta". Los amautas y su participaci�n en el cortejo de los Incas. Valor de la cultura incaica.  
�La Iglesia y el Estado. Amauta: N� 19; p�gs. 31-36. (788

En su segunda parte hace una sumaria s�ntesis de las relaciones entre la Iglesia y el Estado peruanos. Presenta la �ntima conexi�n de la autocracia y la re�ligi�n, durante el Incario. En la Conquista, define las relaciones entre la Iglesia y el Estado como, mari�daje establecido para someter al indio.

 
ROMERO, Emilio. El Cuzco cat�lico. Amauta: N� 10; p�g. 54. (789

Califica como "furor pagano" el sentimiento que in�corpor� a los indios entre los feligreses de la iglesia cat�lica Pero, lejos del Cuzco virreinal, "la masa ind�gena ejerc�a en la evoluci�n social una influencia m�s poderosa que los conventos". Parece que en ra�z�n de un cambio en el car�cter de los mismos curas: catequistas, en un principio; instintivos y prosaicos despu�s.

 
SANCHEZ CONCHA DE PINILLA, Mar�a Isabel. La Pascua del Sol: Intip Raymi. Amauta: N� 3; p�gs. 30-31. (790
URQUIETA, Miguel Angel. El mapuche. Amauta: N� 3; p�gs. 28-29.  (791
Episodio de la guerra peruano-chilena.  
VALCARCEL, Luis E. Sumario de Tawantinsuyo. Amauta: N� 13; p�gs. 29-30. (792

Extensi�n geogr�fica y apogeo pol�tico de la confedera�ci�n de tribus quechuas. Sus bases fueron: la gran vialidad, la colonizaci�n rec�proca, la lengua oficial, el acuerdo entre centralizaci�n y econom�a tribal, el ca�r�cter de las conquistas, el tributo. El trabajo. Con�sideraciones actuales.

 
ZARATE, Fidel A. El parlamentarismo y el pre�sidencialismo en el Per�. Amauta: N� 25; p�gs. 28-36. (793

Declara su intenci�n de estudiar solamente la tenden�cia hac�a uno u otro sistema, alej�ndose de estudiar-los netamente. Pero, necesitando precisar las bases de su enfocamiento, comienza por trazar una deficien�te caracterizaci�n del parlamentarismo y del presiden�cialismo. Luego, califica como mixto al sistema peruano, porque es "presidencialismo con apariencia de parlamentarismo". Intenta definir los caracteres ge�nerales del r�gimen parlamentario peruano y del r�gi�men presidencial peruano. Estudia, por �ltimo, la evo�luci�n de la tendencia seguida por los gobiernos perua�nos bas�ndose en el dictado de las constituciones, libe�rales (como las de 1823, 1828, 1867 y 1919) o conser�vadores (com� las de 1826, 1834, 1839 y 1860).

 
   

HISTORIA DE AMERICA

 
   
FONCUEVA, Jos� A. Nov�simo retrato de Jos� Mart�. Amauta: N� 14; p�gs. 22-24. (794

Presenta a Mart� como: m�stico, pensador, escritor, ora�dor, poeta, educador y patriota. Adem�s, estudia el pensamiento social de Jos� Mart�.

 
HAYA DE LA TORRE, V�ctor Ra�l. El problema hist�rico de nuestra Am�rica. Amauta: N� 12: p�gs. 21-23. (795

Aborda los siguientes t�picos: el nombre de Am�rica; m�todo dial�ctico; evoluci�n, revoluci�n, violencia; la tesis americana precolombina; ant�tesis hisp�nica; la s�ntesis colonial. Y a continuaci�n trata de dilucidar si "la revoluci�n de la independencia fue un movi�miento de emancipaci�n integral", enfocando los si�guientes aspectos de ella: determinismo econ�mico; la significaci�n del h�roe; yuxtaposici�n de razas y de sistemas pol�ticos, coexistencia de etapas sociales; nues�tra Am�rica democr�tica o antidemocr�tica.

 
ROMERO, Emilio. Sobre "Las huellas de los conquistadores". Amauta: N� 23; p�gs. 12-15. (796

No es un comentario del libro de Carlos Pereyra. Es una seria y detenida confirmaci�n de las grandes matanzas de ind�genas peruanos, realizadas por los conquistadores; est� respaldada por los testimonios de los cronistas y estima que, para hacer una exacta apreciaci�n de esas matanzas, habr�a que calcular el n�mero de habitantes que en tiempo de los incas ten�a el Per�, haciendo para ello un estudio c�e la geo�graf�a de la alimentaci�n en aquella �poca. Glosa, as�, un aserto de Carlos Pereyra: "la despoblaci�n del Per� es una f�bula".

 
   

Problema hist�rico de la revoluci�n mexicana

 
   
ARAQUISTAIN, Luis. El aspecto agrario de la revoluci�n mexicana. Amauta: N� 20; p�gs. 79‑82. (797

En primer lugar, Araquistain recalca los principales beneficios acarreadas por la revoluci�n mexicana; ex�propiaci�n de los grandes latifundios; lucha contra la resistencia de los latifundistas expropiados; y eleva�ci�n del nivel econ�mico y espiritual del indio. Jus�tifica la revoluci�n mexicana, haciendo ver la excesiva concentraci�n de la propiedad de la tierra y, como prueba elocuente, da las cifras en que se expresaban las extensiones superficiales de los grandes latifun�dios. Precisa los caracteres de la deformaci�n de la econom�a mexicana y, por �ltimo, da a conocer las tristes consecuencias que tuvo para la poblaci�n y a�n para la pol�tica exterior del pa�s.

 
ATL, Doctor. Cinem�tica mexicana. Amauta: N� 3; p�g. 27. (798
Trata sobre: la revoluci�n; el gobierno; el pa�s; las organizaciones obreras; el agrarismo; la producci�n es�crita.  
BUSTAMANTE, Luis F. "La revoluci�n mexi�cana", por Luis Araquistain. Amauta: N� 23; p�gs. 102-104. (799
Al comentar el itero de Araquistain, Luis F. Busta�mante discute la fisonom�a pol�tica de la revoluci�n mexicana y le niega car�cter socialista. Es una cr�ti�ca detenida y pol�mica.  
�"La revoluci�n mexicana", por Luis Araquistain. Labor: N� 8; p�g. 2. (800
CASANOVAS, Mart�. M�xico despu�s de la muerte de Obreg�n. Labor: N� 1; p�gs. 1-2. (801

Expone la correlaci�n de las fuerzas pol�ticas mexica�nas, al producirse la crisis ocasionada por el asesi�nato del general Alvaro Obreg�n, presidente electo. Y traza un cuadro del desarrollo social que podr�a ser afectado por dicha crisis.

 
COSCO MONTALDO, J. Oscar. M�xico y Vasconcelos. Amauta: N� 18; p�gs. 87-92. (802

Despu�s del asesinato de Obreg�n, Vasconcelos plan�te� una serie de observaciones a la pol�tica del gene�ral Calles, refiri�ndose en particular a sus conniven�cias con la diplomacia yanqui, manifestadas en: el su-ministro de armas y municiones, por parte de los Es�tados Unidos; la persecuci�n de los cat�licos; las ges�tiones para obtener empr�stitos yanquis; y la transac�ci�n sobre las concesiones petrol�feras. A dichas ob�servaciones se refiere minuciosamente el autor, de�fendiendo la pol�tica callista. Y, para terminar, trata sobre la pol�tica represiva de Calles (particularmente contra el movimiento Serrano-de la Huerta), as� como a las operaciones que Obreg�n celebr� con el gobier�no para estimular --seg�n Vasconcelos� el desarrollo de sus propios bienes.

 
�M�xico y Vasconcelos. Labor: N� 1; p�gs. 2-3.  (803
   

HURWITZ, Jacobo. Panorama de la pol�tica me�xicana: el movimiento reaccionario G�mez-Serrano-de la Huerta. Amauta: N� 10; p�gs. 23-24.

(804

Antecedentes: elecciones presidenciales para el per�o�do 1928-32; actuaci�n pol�tica de Alvaro Obreg�n. Ar�nulfo G�mez y Francisco Serrano, candidatos. La se�dici�n del 2 de Octubre de 1927: acci�n del gobierno; estado de la situaci�n.

 
LIGA CONTRA EL IMPERIALISMO. Manifies�to contra el terror, la reacci�n y la traici�n en M�xico. Amauta: N� 29; p�gs. 91-93. (805
�La prisi�n de Esteban Pavletich en M�xico. Amauta: N� 30; p�g. 97. (806
�Manifiesto, a todas las organizaciones revolu�cionarias antiimperialistas. Amauta: N� 30; p�gs. 100-101. (807
Suscitando una protesta continental contra el reac�cionarismo del gobierno mexicano, obediente a los mandatos del imperialismo yanqui.  
MARTINEZ DE LA TORRE, Ricardo. La revo�luci�n mexicana y el clero. Amauta: N� 12; p�gs. 26-28. (808
MODOTI, Tina. La contrarrevoluci�n mexicana. Amauta: N� 29; p�gs. 94-95. (809
PAVLETICH, Esteban. La revoluci�n mexicana �revoluci�n socialista? Amauta: Nos. 26 y 28; p�gs. 57-67 y 30-36. (810

Expone el proceso de formaci�n del feudalismo mexi�cano, durante la dominaci�n espa�ola; su prolonga�ci�n, a trav�s de la primera �poca de la independen�cia; la lucha del Estado contra la Iglesia, considera-da como instituci�n econ�mica; y la torpe pol�tica de las "compa��as desl�ndadoras" creadas por ley de 1875. Luego describe la situaci�n econ�mica de M�xico, al producirse la revoluci�n de 1910; caracteriza la ingerencia del imperialismo en el curso de la re�voluci�n. Y, tratando de definir la orientaci�n po�l�tica seguida por la revoluci�n, estudia la carta cons�titucional de 1917, la agrupaci�n de las clases sociales despu�s de la revoluci�n y las tendencias econ�micas del gobierno revolucionario. Concluye neg�ndole fiso�nom�a socialista a la revoluci�n mexicana, por ser "su realidad econ�mica y social fundamentalmente feuda�les".

 
PEREZ REINOSO, Ramiro. La Iglesia contra el Estado en M�xico. Amauta: N� 1; p�g. 29. (811

"El articulado eclesi�stico de la constituci�n de 1917 es arreligioso para garantizar la libertad de creencias". Odios partidistas en la reacci�n clerical. La iglesia romana, colonialista.

 
RABINES, Eudocio. El termidor mexicano. Amauta: N� 23; p�gs. 77-81. (812

Hace una sumar�a historia de la revoluci�n mexicana, a trav�s de sus caracteres sobresalientes. Despu�s de la muerte de Obreg�n, el gobierno fue conservado por el partido obregonista; en el orden sindical, la C.R.O.M. estaba regida por una ideolog�a h�brida y una burocra�cia oportunista; Vasconcelos, candidato presidencial en las elecciones de 1929. Para continuar la revoluci�n y evitar una reacci�n termidoriana, el proletariado de M�xico debe conservar su independencia de acci�n.

 
�El termidor mexicano. Labor: N� 8; p�g. 3. (813
RAMOS PEDRUEZA, Rafael. La revoluci�n me�xicana frente a Yanquilandia. Amauta: N� 12; p�gs. 34-36. (814

Presenta los hechos caracter�sticos del desarrollo his�t�rico del imperialismo yanqui, desde mediados del si�glo XVIII hasta la �poca de las dictaduras, en la se�gunda decena del presente siglo. Luego compendia la historia de M�xico, desde la emancipaci�n, mencio�nando los esfuerzos que Estados Unidos hac�a para convertirlo en colonia, la obra de Ju�rez, el servilismo de Porfirio D�az ante el capitalismo extranjero, la revoluci�n maderista, la reacci�n de Huerta, el empu�je del pueblo mexicano durante el repudio del huer�tismo, a revoluci�n constitucionalista de Carranza, la presidencia de Obreg�n. Define la revoluci�n como "in�teligentemente libertaria y nacionalista".

 
SILVA HERZOG, Jes�s. El problema agrario de M�xico y la revoluci�n. Amauta: N� 20; p�gs. 32-36. (815

Estudia el problema agrario mexicano desde la �poca colonial. Entonces se divid�a la propiedad de la tierra entre los espa�oles, la iglesia y los pueblos; pero pau�latinamente fue creciendo la propiedad de los dos pri�meros grupos, a costa de la progresiva expropiaci�n de los pueblos. Justifica, por esto, la daci�n de la ley de 1856, que inhabilitaba a la Iglesia para poseer bie�nes ra�ces, haciendo ver que las tierras de �sta pasa-ron a los grandes propietarios, e insiste en lo acen�tuada que lleg� a ser la concentraci�n de la propiedad territorial bajo el gobierno de Porfirio D�az. Contra este mal insurgi� Madero, cuya acci�n se revel� en le programa agrario de la revoluci�n zapatista y en la ley del 6 de enero de 1915, promulgada por el gobierno del general Venustiano Carranza.

 
�El problema agrario de M�xico y la revoluci�n. Labor: N� 6; p�g. 6.  (816
SOCORRO ROJO INTERNACIONAL. Circular. Amauta: N9 30; p�g. 98. (817

Haciendo un llamado a la solidaridad con los militan-tes mexicanos en huelga de hambre, en la prisi�n de las Islas Mar�as.

 

TERREROS, Nicol�s. Panorama de la pol�tica mexicana: el movimiento reaccionario G�mez-Serrano de la Huerta. Amauta: N� 10; p�gs. 23-24

(818
En colaboraci�n con Jacobo Hurwitz. V�ase; (804.  
   

HISTORIA GENERAL

 
   
COX, Carlos Manuel. "El esquema de la histo�ria", por H. G. Wells. Amauta: N� 2; p�g. 42. (819
GARBO, J. Eugenio. "La vie d'Attila", por Mar�cel Brion. Amauta: N� 20; p�gs. 98-99. (820
Sin criticar el libro, esboza una caracterizaci�n de Ati�la, en conformidad con el trabajo de Marcel Brion.  
LAMARQUE, Nydia. La vida heroica de Rosa Luxemburgo. Amauta: Nos. 28, 29 y 30; p�gs. 9-15, 76-85 y 78-87. (821
   

Historia de Espa�a

 
   
BUSTAMANTE, Luis F. "La revoluci�n espa�o�la", por Carlos Marx. Amauta: N� 24; p�gs. 98-100. (822
GOBETI, Piero. Un perseguidor de an�rquicos. Amauta: N� 24; p�gs. 10-12. (823
Ensayo sobre la orientaci�n pol�tica de Donoso Cort�s.  
MARX, Carlos. Espartero. Amauta; N� 24; p�gs. 1-9.  (824
Es un cap�tulo del libro sobre "La revoluci�n espa�o�la", publicado por la Editorial Cenit en 1931.  
ZARATE, Fidel A. "Or�genes del r�gimen cons�titucional en Espa�a", por Melchor Fern�ndez Almagro. Amauta: N� 25; p�gs. 83-85. (825
   

Historia de Rusia

 
   
MARIATEGUI, Jos� Carlos. Lenin. Amauta: N� 30; p�gs. 11-14. (826

Elogiosa semblanza, aparentemente escrita antes de la muerte de Lenin. Expresa la comprensi�n del signifi�cado hist�rico y social de su obra.

 
MARTINEZ DE LA TORRE, Ricardo. "C�mo to�maron el poder los bolcheviques", por John Reed. Labor: N� 1; p�g. 6.   (827
PESCE, Hugo. La revoluci�n dekabrista. Amauta: N� 4; p�gs. 34-36. (828

Estudio de los antecedentes, el desarrollo y el significa-do de la revoluci�n estallada el 14 de diciembre de 1825, en San Petersburgo, contra el zar Alejandro I.

 
SOREL, Jorge. Defensa de Lenin. Amauta: N� 9; p�gs. 25-27.  (829
TROTZKY, Le�n. Vladimiro Illich Len�n. Amau�ta: N� 9; p�gs. 15-20.  (830
   

ECONOMIA

 
   

PROBLEMAS ECONOMICOS CONTEMPORANEOS

 
   
BACH, Fritz. El imperialismo, un fen�meno econ�mico. Amauta: N� 19; p�gs. 50-52. (831
�El imperialismo, un fen�meno econ�mico. Labor: N� 2; p�g. 4.  (832
MARTINEZ DE LA TORRE, Ricardo. Aspectos de la estabilizaci�n capitalista. Amauta: N� 21; p�gs. 65-71. (833

Destaca la empe�osa labor de la prensa reaccionaria de todo el mundo, para no esclarecer ante las masas los principales problemas pol�ticos y econ�micos. Luego opone la estabilizaci�n capitalista y la estabilizaci�n proletaria, la prosperidad de post-guerra y la recons�trucci�n emprendida por el pueblo ruso desde el po�der. Explica la esencia de las principales contradiccio�nes nacionales e internacionales, y presenta el desarro�llo de algunos renglones de la producci�n agr�cola e industrial, comparando los n�meros �ndices correspon�dientes a la Uni�n Sovi�tica y a Europa. Concluye con una serie de consideraciones pol�ticas, a trav�s de las cuales se considera a Rusia como "acelerador de la victoria proletaria".

 
ORZABAL QUINTANA, Arturo. La crisis agraria universal. Labor: N� 5; p�gs. 7-8. (834
Compara las actividades agr�colas de Estados Unidos, Argentina y Rusia, para aclarar los alcances de la crisis.  
RABINES, Eudocio. La etapa del monopolio capitalista, Amauta: N� 16; p�gs. 29-32. (835

Establece las diferencias existentes entre el imperia�lismo territorial de la antig�edad y el imperialismo eco�n�mico de nuestra �poca. Luego puntualiza los carac�teres de �ste: monopolio capitalista, capital financiero, exportaci�n de capitales, concurrencia de los monopolios en el mercado mundial, antagonismo irreductible en�tre los imperialismos concurrentes. Y, en particular, estudia el monopolio capitalista, refiri�ndose a: con�currencia y concentraci�n de capitales; los instrumen�tos del, monopolio; y la nueva etapa econ�mica.

 
�El capital financiero. Amauta: N� 19; p�gs. 21-31. (836

Estudia el capital financiero como elemento distintivo del imperialismo. Previamente traza una rese�a his�t�rica de la g�nesis y evoluci�n del capital, discu�tiendo las teor�as que intentan definir su naturaleza. En el estadio precapitalista distingue la antig�edad, la �poca posterior a la ca�da de Roma y la pre�renacentista. Luego trata sobre la expansi�n de los mercados y la evoluci�n de la manufactura. Y, en los antecedentes del capital financiero, considera el capital comercial y el capital industrial, as� como a su prin�cipal instrumento, el Banco.

 
�Los instrumentos del capital financiero. Amauta: Nos. 21 y 22; p�gs. 1-8 y 37-42. (837

Estudia los instrumentos del monopolio capitalista, destacando el papel que en su desenvolvimiento co�rresponde a los bancos. Expresamente se refiere a la intervenci�n de �stos en el manejo de la deuda p��blica y a la importante participaci�n del cr�dito en la concentraci�n de capitales. A continuaci�n trata sobre el desarrollo del monopolio bancario, bas�ndose en las actividades del Banco de Inglaterra y las ins�tituciones bancarias estadounidenses, en el sistema de los "chartered banks" candienses y el r�pido creci�miento de los bancos japoneses. En cada caso inser�ta cuadros estad�sticos, con el n�mero de bancos y el monto de las inversiones, de los empr�stitos, de los dep�sitos y del capital.

 
RACIONALIZACION capitalista del trabajo (La). Amauta: N� 17; p�gs. 81-83. (838
Divulgaci�n en torno a la importancia, caracteres y consecuencias de este fen�meno econ�mico contem�por�neo.