OBRAS COMPLETAS DE JOSE CARLOS MARIATEGUI |
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TEMAS DE NUESTRA AMERICA |
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LA BATALLA ELECTORAL DE LA ARGENTINA*
Dos grandes bloques electorales se disputar�n la presidencia de la rep�blica en las pr�ximas elecciones argentinas: el radicalismo irigoyenista y el radicalismo antipersonalista. El primero sostendr� la candidatura del ex Presidente Hip�lito Irigoyen que, muy de acuerdo con la estrategia irigoyenista, no ha sido proclamada oficialmente todav�a, pero que desde hace mucho tiempo deja sentir su presencia silenciosa y dram�tica en la escena eleccionaria. El segundo bloque en el cual se coaligan "antipersonalistas y conservadores, votar� por la candidatura Melo-Gallo, acordada en la reciente convenci�n del radicalismo anti-personalista despu�s de una porfiada competencia entre los doct�res Melo y Gallo, que se resolvi� con la designaci�n del uno para la presidencia y del otro para la vicepresidencia. Concurrir�n adem�s � las elecciones, con can�didatura propia, el Partido Socialista y el Par�tido Comunista. Pero, la concurrencia de am�bos, s�lo tiene por objeto afirmar su autonom�a ante los dos bloques burgueses. El comunismo conforme a su pr�ctica mundial asistir� a las elecciones con meros fines de agitaci�n y propaganda clasistas. El Partido Socialista debilitado por un cisma, socavado por el irigoyenismo en algunos sectores de Buenos Aires, su plaza fuerte electoral, y afligido por la p�rdida de su jefe Juan B. Justo, una de las m�s altas figuras de la pol�tica argentina de los �ltimos tiempos, se prepara para una movilizaci�n, en la cual le costar� mucho trabajo mantener las cifras de su electorado. Se trabaja por rehacer su unidad. Es probable que, a pesar de la rivalidad entre los grupos directores en contraste, se arribe a un acuerdo. Pero siempre, soldada o no a tiempo, la escisi�n perjudicar� irreparablemente la posici�n del Partido en el escrutinio. De los bandos burgueses, el radicalismo irigoyenista es, al menos formalmente, el m�s homog�neo y compacto. Tiene la fuerza de la unidad de comando y la sugesti�n de un caudillo, de vigoroso ascendiente personal. Mas, en verdad, la composici�n social del irigoyenismo es m�s variada que la del anti-personalismo. El irigoyenismo representa el capital financiero, la burgues�a industrial y urbana y se apoya en la clase media y a�n en aquella parte del proletariado a la cual el socialismo no ha conseguido a�n imponer su concepci�n clasista. Es la izquierda del antiguo radicalismo; propugna una pol�tica reformista que hace casi in�til el programa social democr�tico, prolonga el viejo equ�voco radical de que en los pa�ses donde el capitalismo se encuentra en crecimiento, conserva sus resortes hist�ricos. Irigoyen, el caudillo taciturno y silencioso, es la figura m�s conspicua de la burgues�a argentina. Pertenece a esa estirpe de pol�ticos de gran autoridad personal que, a�n entre los pa�ses de m�s avanzada evoluci�n demo-liberal de Sudam�rica, se benefician hasta hoy de la tradici�n caudillista. La coalici�n anti-personalista tiene sus bases en la burgues�a agropecuaria, y en los elementos conservadores y tradicionalistas; pero emplea a�n, en su propaganda, palabras y conceptos del antiguo radicalismo que le consienten captarse a las fracciones de la peque�a burgues�a urbana adversa y reacias al irigoyenismo. Cuenta con el favor del actual presidente, se�or Alvear, a ra�z de cuya ascensi�n al poder se produjo la ruptura entre las dos ramas del radicalismo. Dispone de poderosos �rganos de prensa y de numerosas clientelas electorales en provincias. Se dice que Alvear ha rechazado recientemente, proposiciones de paz de Irigoyen, quien, seg�n esta noticia, habr�a prometido retirar su candidatura, a cambio del desestimiento de Melo y de Gallo, candidatos anti-personalistas. Es evidente, en todo caso, que Alvear reconoce a Melo y Gallo como los candidatos de su partido y que pondr� al servicio de esta f�rmula electoral todo su poder. El r�gimen demo-liberal se presenta en la Rep�blica Argentina, robusto y s�lido a�n. La estabilizaci�n capitalista de Occidente que, como ya he tenido ocasi�n de observar, resulta hasta cierto punto �no obstante la parte que en ella tiene el fen�meno fascista� una estabilizaci�n democr�tica, preserva a la democracia argentina de cercanos peligros. Pero se registran, con todo, desde hace alg�n tiempo, signos precursores de que el descr�dito ideol�gico de la democracia y del liberalismo se propaga tambi�n en la rep�blica del sur. Las apolog�as a la dictadura no escasean, ni Lugones es el �nico intelectual que ha tomado francamente partido por la reacci�n. Tambi�n Manuel G�lvez y otros se entretienen en la alabanza y justificaci�n de los gobiernos de fuerza. Un diario de izquierda �aunque sumamente heterodoxo� como Cr�tica, ha iniciado la revisi�n del juicio nacional sobre Rosas, mediante una encuesta en la cual han sido invitados a opinar intelectuales notoriamente empe�ados en reivindicar la fama del famoso d�spota. Y, por su parte, los intelectuales izquierdistas de la nueva generaci�n no esconden su absoluto escepticismo respecto al porvenir de la democracia. De las elecciones pr�ximas probablemente no saldr� comprometido el r�gimen de sufragio en la Rep�blica; pero seguramente tampoco saldr� robustecido. Pero la cr�tica reaccionaria y revolucionaria sacar� de estas elecciones una experiencia considerable. En cuanto a los posibles. resultados del escrutinio, todo pron�stico parece aventurado. El partido antipersonalista cuenta con enormes recursos electorales. Pero, por el ascendiente de su figura de caudillo, la victoria de Irigoyen no ser�a para nadie una sorpresa.
NOTA:
* Publicado en Variedades: L1ma, 11 de Pobreta de 192e.
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