OBRAS COMPLETAS DE JOSE CARLOS MARIATEGUI |
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TEMAS DE NUESTRA AMERICA |
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JOSE INGENIEROS*
Nuestra Am�rica ha perdido a uno de sus m�s altos maestros. Jos� Ingenieros era en el Continente uno de los mayores representantes de la Inteligencia y el Esp�ritu. En Ingenieros, los j�venes encontraban, al mismo tiempo, un ejemplo intelectual y un ejemplo moral. Ingenieros supo ser, adem�s de un hombre de ciencia, un hombre de su tiempo. No se content� con ser un catedr�tico ilustre; quiso ser un maestro. Esto es lo que hace m�s respetable y admirable su figura. La ciencia, las letras, est�n a�n, en el mundo, demasiado domesticadas por el poder. El sabio, el profesor, muestran generalmente, sobre todo en su vejez, un alma burocr�tica. Los honores, los t�tulos, las medallas, los convierten en humildes funcionarios del orden establecido. Otros secretamente repudian y desde�an sus instituciones; pero, en p�blico, aceptan sin protesta ala servidumbre que se les impone. La ciencia tiene como siempre un valor revolucionario; pero los hombres de ciencia no. Como hombres, como individuos, se conforman con adquirir un valor acad�mico. Parece que en. su trabajo cient�fico a votan su energ�a. No les queda ya aptitud para concebir o sentir la necesidad de otras renovaciones, extra�as a su estudio y a su disciplina. El deseo de comodidad, en todo caso, opera de un modo demasiado en�rgico sobre su, conciencia. Y as� se da el caso de que un sabio de la jerarqu�a de Ram�n y Cajal deje explotar su nombre por los chambelanes de una monarqu�a decr�pita. O de que Miguel Turr� se incorpore en el s�quito del general. libertino que juega desde hace dos a�os en Espa�a el papel de dictador. Jos� Ingenieros pertenec�a a la m�s pura categor�a de intelectuales libres. Era un intelectual consciente de la funci�n revolucionaria del pensamiento. Era, sobre todo, un hombre sensible a la emoci�n de su �poca. Para Ingenieros la ciencia no era todo. La ciencia, en su convicci�n, ten�a la misi�n y el deber de servir al progreso social. Ingenieros no se entregaba a la pol�tica. Segu�a siendo un hombre de estudio, un hombre de c�tedra. Pero no ten�a por la pol�tica entendida como conflicto de ideas y de intereses sociales, el desd�n absurdo que sienten o simulan otros intelectuales, demasiado p�vidos para asumir la responsabilidad de una fe y hasta de una opini�n. En su Revista de Filosof�a," que ocupa el primer puesto entre las revistas de su clase de Iberoam�rica, concedi� un sitio especial al estudio de los hechos y las ideas de la crisis pol�tica con- tempor�nea y, particularmente; a la explicaci�n del fen�meno revolucionario. La mayor prueba de la sensibilidad y la penetraci�n hist�ricas de Ingenieros me parece su actitud frente a la post-guerra. Ingenieros percibi� que la guerra abr�a una crisis que no se pod�a resolver con viejas recetas. Comprendi� que la reconstrucci�n social no pod�a ser obra de la burgues�a sino del proletariado. En un instante en que egregios y robustos hombres de ciencia no acertaban sirio a balbucear su miedo y su incertidumbre, Jos� Ingenieros acert� a ver y a hablar claro. Su libro Los Nuevos Tiempos es un documento que honra a la inteligencia �bero-americana. En la revoluci�n rusa, la mirada sagaz de Ingenieros vio, desde el primer momento, el principio de una transformaci�n mundial. Pocas revistas de cultura han revelado un inter�s tan inteligente por el proceso de la revoluci�n rusa como la revista de Jos� Ingenieros y An�bal Ponce. El estudio de Ingenieros sobre la obra de Lunatcharsky en el comisariato de educaci�n p�blica d� los Soviets, queda como uno de los primeros y m�s elevados estudios de la ciencia occidental respecto al valor y al sentido de esa obra. Esa actitud mental de Ingenieros correspond�a al estado de �nimo de la nueva generaci�n. Presenta, por tanto, a Ingenieros, como un maestro con capacidad y ardimiento para sentir con la juventud, que, como dice Ortega y Gasset, si rara vez tiene raz�n en lo que niega, siempre tienen raz�n en lo que afirma. Ingenieros transform� en raciocinio lo que en la juventud era un sentimiento. Su juicio aclar� la conciencia de los j�venes, ofreciendo una s�lida base a su voluntad y a su anhelo de renovaci�n. La formaci�n intelectual y espiritual de Ingenieros correspond�a a una �poca que los "nuevos tiempos" ven�an, precisamente, a contradecir y rectificar en sus m�s fundamentales conceptos. Ingenieros, en el fondo, permanec�a demasiado fiel al racionalismo y al criticismo de esa �poca de plenitud del orden demo-liberal. Ese racionalismo, ese criticismo, conducen generalmente al escepticismo. Son adversos al pathos de la revoluci�n. Pero Ingenieros comprendi�, sin duda, su ocaso. Se dio cuenta, seguramente, de que en �l envejec�a una cultura. Y, consecuentemente, no desalent� nunca el impulso ni la fe de los j�venes �llamados a crear una cultura nueva� con reflexiones esc�pticas. Por el contrario, los estimul� y fortaleci� siempre con palabra en�rgica. Como verdadero maestro, como alt�simo gu�a, lo presentan y lo definen estos conceptos: �Entusiasta y osada ha de ser la juventud: sin entusiasmo no se sirven hermosos ideales, sin osad�a no se acometen honrosas empresas: Un joven sin entusiasmo es un cad�ver que anda; est� muerto en vida, para s� mismo y para la sociedad. Por eso un entusiasta, expuesto a equivocarse, es preferible a un indeciso que no se equivoca nunca. El primero puede acertar; el segundo no podr� hacerlo jam�s. La juventud termina cuando se apaga el. entusiasmo... La inercia frente a la vida es cobard�a. No basta en la vida pensar un ideal; hay que aplicar todo el esfuerzo a su realizaci�n... El pensamiento vale por la acci�n social que permite desarrollar�. En torno de Jos� Ingenieros y de su ideario se constituy� en la Rep�blica Argentina el grupo Renovaci�n que publica el "bolet�n de ideas, li�bros y revistas" de este nombre, dirigido por Gabriel S. Moreau, y que sirve de �rgano ac�tualmente a la Uni�n Latinoamericana. Y, en general, el pensamiento de Ingenieros ha tenido una potente y extensa irradiaci�n en toda la nue�va generaci�n hispanoamericana. La Uni�n La�tinoamericana, que preside Alfredo Palacios, apa�rece, en gran parte, como una concepci�n de Ingenieros. No revistemos melanc�licamente la bibliogra�f�a del escritor que ha muerto para tejerle una corona con los t�tulos de sus libros. Dejemos este procedimiento a las notas necrol�gicas de quienes del valor de Ingenieros no tienen otra prueba que sus vol�menes. M�s que los libros importa la significaci�n y el esp�ritu del maestro.
NOTA:
* Publicado en Variedades: lima, 7 de Noviembre de 1925, reproducido en Repertorio Americano, tomo XII 94, San Jos� de Costa Rica. 25 de Enero de 1926.
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